Hace 12 años | Por Natum a publico.es
Publicado hace 12 años por Natum a publico.es

Dimitris Christoulas se suicidó el 4 de abril frente al parlamento de Atenas. Tenía 77 años y se negaba a buscar comida en la basura. “No voy a dejar deudas a mis hijos”, gritó antes de apretar el gatillo sobre su sien. Conmovido por el drama de Dimitris Christoulas, el cantautor Joaquin Carbonell ha compuesto una canción para honrar su memoria.

Comentarios

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No hay palabras para expresar la rabia que siento. Esté donde esté, espero que descanse, algo que los políticos, los ricos, las multinacionales y este capitalismo feroz no le han permitido, justo a esa edad en la que una persona sólo debería pensar en dar paseos y jugar al dominó. No es sólo que es injusto que alguien llegue a ese punto de la desesperación, es inhumano.

auroraboreal

Sin miedo, entre todos podemos salir de ésta

Refugio de palomas
Luz violeta de pincel
La mañana griega se sintió volar
Serena la cigarra
Se aturdió bajo el mantel
Que guardaba un desayuno tan vulgar

La higuera vio la fuente
Y brotó luz de la miel
Son las ocho y los dioses ya no están
Dimitris es agudo
Un anciano de papel
Una voz que clama al mundo sin gritar

A veces el destino nos empuja hacia el final
Rompiendo las señales de aparcar
Un tiro no es un ruido es como una catedral
Que se esfuma entre la niebla de cristal

Dimitris busca el árbol
Y Sintagma es el lugar
Al frente el Parlamento Nacional
Empuña una pistola
En un gesto tan vulgar
Que no llama la atención del personal

“No quiero su limosna
Hoy me rindo sin luchar
No buscaré comida en un corral”.
Los cielos se cerraron
Y la tierra fue a llorar
Era abril en cada punto cardinal

A veces el destino nos empuja hacia el final
Rompiendo las señales de aparcar
Un tiro no es un ruido es como una catedral
Que se esfuma entre la niebla de cristal

A veces el destino nos empuja hacia el final
Rompiendo las señales de aparcar
El portavoz del Fondo Monetario Gerry Rice
Confesó que estuvo a punto de llorar