Hace 12 años | Por --222407-- a pepelopezmarin.com
Publicado hace 12 años por --222407-- a pepelopezmarin.com

Lo primero es reconocerle a usted algo que pocos imaginábamos: su capacidad de deshacerse de sus enemigos sin siquiera desenfundar la espada, sin derramar una gota de sangre. Nada de batallas florentinas, ni de duelos al sol. Sólo paciencia y espera. Infinita paciencia hasta la exasperación. Ahí, lo reconozco, se ha mostrado usted un maestro.