Hace 15 años | Por --35057-- a levante-emv.com
Publicado hace 15 años por --35057-- a levante-emv.com

Los profesores de varios institutos de Educación Secundaria valencianos están aprobando rebelarse contra el modelo establecido por la conselleria para impartir, el curso próximo, la asignatura de Educación para la Ciudadanía en la Comunitat y según el cual se enseñará sólo en inglés con dos opciones para aprobarla: la A o asistencia a las clases tradicionales y la B o trabajo trimestral.

Comentarios

iramosjan

No me puede parecer mejor. Generalmente pienso que la ley es la ley, pero cuando la Generalitat valenciana es la primera en reírse de ella y vaciarla de contenido al grito de ¡Viva el cantón de Cartagena y yo que hago lo que me da la gana! pues entonces... tonto el último.

D

Ya puestos, podían impartirla en inglés y mientras hacen gimnasia, que es muy buena para la salud.

a

#1 Efectivamente, creo como tú que en una democracia las leyes emanadas de la voluntad popular representada en el Parlamento se han de cumplir. Y la "Educación para la Ciudadanía" fue aprobada en las Cortes Españolas debidamente, para toda la nación. Pero esto que tenemos en el País Valenciano, más que un gobierno autonómico democrático, es una teocracia despótica nazionalcatólica, que lo único que pretende es fastidiar como pueda al Gobierno de Zapatero. Aunque para ello haya que saltarse las leyes a la torera o hacer con ellas "mangas y capirotes" para burlarse del Gobierno de la nación. ¡Y por ahí no se debe pasar de ninguna de las maneras!

makokiholes

Sigo pensando que la religión deberían darla en Latín y, ya puestos, las matemáticas en Griego, la gimnasia en Sueco, etc

D

Ya he dicho en el otro hilo que además de que les viene bien vapulear la EPC, en el fondo es una reacción de los que piensan que no pueden existir valores fuera de su religión. Una reacción contra las bases de las democracias modernas (del Estado de Derecho). Pero éstos no ven más allá de sus narices. La EPC había que colocarla tarde o temprano porque el Estado ha sido modificado y ha perdido su referente religioso. Y se pongan como se pongan ninguna religión va a hacerse con el control moral de la sociedad (a menos a medio plazo). Lo que tenemos es un Estado que funciona desde una Constitución basada en una serie de principios éticos que no podemos perder de vista en una sociedad cada vez más multicultural, de lo contrario se nos acabará por desarmar el chiringuito. La EPC no es lo mejor (es flojisima) pero es un comienzo.

A

No entiendo muy bien la argumentación. La salida por peteneras de la Consejería valenciana me parece una patochada fallera (tan tonta como el invento de la "Educación Socialista para la Bondad Ciudadana", aunque ésta se imparta en la lengua de Cervantes), pero no creo que se trate de criticar el despropósito esgrimiendo "incumplimiento de una Ley". Tan respetable (desde el punto de vista de la "obediencia civil") es la Ley que emana del Parlamento nacional como la que emana del Parlamento valenciano, máxime cuando el Parlamento valenciano, como el de cualquier otra Comunidad Autónoma, tiene cancha suficiente, por Ley, para concretar la realización docente de las asignaturas. Otra cosa es que ambas emanaciones nos puedan resultar fétidas. Y entonces, si esto ocurriese, nos llevaría a plantearnos otro asunto: hasta qué punto tiene derecho el poder político (sea para bien o para mal, estemos de acuerdo o en desacuerdo) a dictaminar dogmáticamente qué debe aprender un ciudadano. Supongamos que obtuviese mayoría absoluta en las próximas elecciones un partido político que no creyese en el heliocentrismo. ¿Tendría derecho, gracias a representar en el Parlamento a la mayoritaria voluntad popular (huele la frasecita a Ilustración trasnochada que atufa), a eliminar lo que los libros enseñan sobre el Sistema Solar y a colocar, por Ley, el sistema de Ptolomeo? ¡Cuidado con el respeto reverencial a la Ley, que lo que está demostrando la Comunidad Valenciana en este asunto es que, puestos a hacer leyes y los demás a respetarlas, podemos acabar papando moscas! Porque una cosa es la obligación de cumplir la Ley (que muchas veces históricamente ha habido que negar, porque si no fuera así no habríamos pasado de "siervos de la gleba") y otra la necesidad de criticar una Ley que, aún cumpliéndola, le parece racionalmente a uno una soberana estupidez.