Hace 10 años | Por --405621-- a eldiario.es
Publicado hace 10 años por --405621-- a eldiario.es

La Universidad está inmersa en un proceso que aniquila intelectuales y los convierte en un nuevo tipo de ser académico cuyo fin último es hacer papers. No se fomenta un profesorado que intente enseñar más allá de los cánones establecidos o colabore con asociaciones u organizaciones sociales.

Comentarios

paleociencia

Por aquí es por donde yo le encontraba un poco de esperanza al plan de Bolonia al dividir la carrera en universidad y maestría, independientemente de la parte económica que es una vergüenza de plan. La universidad debe ser copada por profesores que sepan enseñar principalmente, aunque también tengan actividad investigadora, pero su máxima aspiración debería ser enseñar a sus alumnos, no sólo las materias sino cómo mejorar la sociedad en la que viven a través de su disciplina. Los profesores a nivel de maestría en cambio deben ser investigadores que sepan enseñar, guiar a sus alumnos a través de un proceso de investigación.

D

Hace tiempo oí a un profesor de universidad decir: Si no publicas no eres nadie.

Y así les pasa a todos. Publican lo que sea, aunque sean unas mierdas como la catedral de Burgos. Tienen que hacerlo, no les queda otra.

D

#1 España es a ese respecto bastante más flexible que la mayor parte de los países, donde les obligan a publicar con una cierta regularidad para mantener la cátedra, o sea que no sé exactamente a qué viene tu crítica. Por otra parte me parece justo que les obliguen, el prestigio de una Universidad viene precisamente por las publicaciones relevantes que tiene.
Lo que pasa es que lo que denuncia este sr. es más antiguo que Matusalén, no es un problema nuevo, y quién haya estudiado en una universidad extranjera y haya podido comparar la calidad de la educación lo sabe. Además que no se trata ni siquiera de un problema universitario. En la propia escuela y en los institutos de enseñanza media no se enseña a nadie a pensar por sí solo, sino que se repiten las lecciones como los loros, que dicen lo que saben, pero no saben lo que dicen.
Demasiado espacio para la memorística y demasiada poca atención al análisis y a la expresión.