Es increible como un hombre en el año 1798, con apenas una balanza de torsión consistente en un vara horizontal de seis pies de longitud en cuyos extremos se encontraban dos esferas metálicas, haya llegado a un valor como este G = 6,673x10^(-11) m^3 s^(-2) kg^(-1) (Constante de gravitación universal). Aunque se dice que sólo se sabe con certeza que son correctas las dos primeras cifras. Mas en http://www.sc.ehu.es/sbweb/fisica/celeste/constante/constante.htm
Era bastante curioso que este hombre necesitó varias horas para hacer la medición, porque las corrientes de aire y sus propios movimientos alteraban la medida. En cambio, había un experimento similar a éste en una revista de Investigación y Ciencia, solo que al revés: en lugar de producir el movimiento, la idea era ver cuanta fuerza era necesaria para impedir el movimiento (mediante un electroimán). El resultado correcto se podía obtener en cuestión de minutos.
Comentarios
Viéndolo bien .. si .. tenes toda la razón ...
#3 épica y mas ...
Sí,lo que pasa es que las consecuencias de algunos descubrimientos se siguen empleando hoy en día.
Además, son descubrimientos tan magníficos que todavía hoy maravillan... a algunos. No veo mal que se posteen.
Llama mucho la atención que esas gentes pudiesen hacer tan grandes descubrimientos en lugares como estos:
http://www.artehistoria.com/historia/jpg/RER12806.jpg (Rutherford)
http://virto.info/temas/natural/laboratorio.jpg (Marie e Irene Curie)
¡Sin ordenadores! Es una ciencia épica.
mucho más
DIOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOS!!!
¿¿¿qué clase de noticia es esta???
joder, que va con más de doscientos años de retraso!!!
A veces me pregunto si hemos perdido la capacidad de inventiva que tenian antes... Tanto ordenador nos tiene que afectar de algun modo
bueno, ahora simularíamos una balanza de torsión en un universo discreto
Era bastante curioso que este hombre necesitó varias horas para hacer la medición, porque las corrientes de aire y sus propios movimientos alteraban la medida. En cambio, había un experimento similar a éste en una revista de Investigación y Ciencia, solo que al revés: en lugar de producir el movimiento, la idea era ver cuanta fuerza era necesaria para impedir el movimiento (mediante un electroimán). El resultado correcto se podía obtener en cuestión de minutos.