Virginia vive anclada en una silla de ruedas. No puede moverse. Ni sostener un vaso con Coca-Cola —le encanta—. Ni vestirse sola. Tiene 27 años y el cuerpo de una niña de nueve. Padece atrofia muscular espinal (AME tipo 2), una rara enfermedad degenerativa que la dejó casi inmovilizada cuando sólo era un bebé. Sin embargo Virginia es feliz. Acaba de tener a su segundo hijo —Gregorio David, de sólo 17 días— y la alegría no le cabe en su cuerpo de muñequita.
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Impresionante.
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El milagro de Virginia
elpais.comQue sensación tiene que ser tener todo en contra, pretender cosas imposibles y lograrlo gracias al amor y la confianza de tu pareja.
Todo un ejemplo en muchos aspectos.
La enfermedad de esta valiente se incluye entre las malformaciones y enfermedades que permiten abortar? Lo mismo alguien hubiera querido decidir por ella y llegar a la conclusión de que con atrofia muscular no se puede ser feliz y no merece la pena que viva.