Hace 14 años | Por --470-- a cvc.cervantes.es
Publicado hace 14 años por --470-- a cvc.cervantes.es

"En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lantejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda..." Leer completo y bibliografía en http://cvc.cervantes.es/obref/quijote/indice.htm

Comentarios

Kartoffel

#5 Con estas razones perdía el pobre caballero el juicio, y desvelábase por entenderlas y desentrañarles el sentido, que no se lo sacara ni las entendiera el mesmo Aristóteles, si resucitara para solo ello. No estaba muy bien con las heridas que don Belianís daba y recebía, porque se imaginaba que, por grandes maestros que le hubiesen curado, no dejaría de tener el rostro y todo el cuerpo lleno de cicatrices y señales.

mezvan

#6 Pero, con todo, alababa en su autor aquel acabar su libro con la promesa de aquella inacabable aventura, y muchas veces le vino deseo de tomar la pluma y dalle fin al pie de la letra como allí se promete [24]; y sin duda alguna lo hiciera, y aun saliera con ello [25], si otros mayores y continuos pensamientos no se lo estorbaran. Tuvo muchas veces competencia con el cura de su lugar —que era hombre docto, graduado en Cigüenza— [26] sobre cuál había sido mejor caballero:

D

#7 Palmerín de Ingalaterra o Amadís de Gaula; mas maese Nicolás, barbero del mesmo pueblo, decía que ninguno llegaba al Caballero del Febo, y que si alguno se le podía comparar era don Galaor, hermano de Amadís de Gaula, porque tenía muy acomodada condición para todo, que no era caballero melindroso, ni tan llorón como su hermano, y que en lo de la valentía no le iba en zaga...

luchoduque

#10 Fue luego a ver su rocín [*], y aunque tenía más cuartos que un real [53] y más tachas que el caballo de Gonela, que «tantum pellis et ossa fuit» [54], le pareció que ni el Bucéfalo de Alejandro ni Babieca el del Cid con él se igualaban. Cuatro días se le pasaron en imaginar qué nombre le pondría [55]; porque —según se decía él a sí mesmo— no era razón que caballo de caballero tan famoso, y tan bueno él por sí, estuviese sin nombre conocido [56]; y ansí procuraba acomodársele, de manera que declarase quién había sido antes que fuese de caballero andante y lo que era entonces; pues estaba muy puesto en razón que, mudando su señor estado, mudase él también el nombre, y le cobrase [*] famoso y de estruendo, como convenía a la nueva orden y al nuevo ejercicio [*] que ya profesaba [57]; y así, después de muchos nombres que formó, borró y quitó, añadió, deshizo y tornó a hacer en su memoria e imaginación [58], al fin le vino a llamar «Rocinante», nombre, a su parecer, alto, sonoro y significativo de lo que había sido cuando fue rocín, antes de lo que ahora era, que era antes y primero de todos los rocines del mundo [59].

D

Como va a ser un poco difícil hacer una "lectura" completa por lo complejo de seguir el hilo, os propongo que pongáis un fragmento, cualquiera. Una pequeña aportación al día del libro y por la lectura. Gracias.

Que trata de la primera salida que de su tierra hizo el ingenioso don Quijote

Hechas, pues, estas prevenciones, no quiso aguardar más tiempo a poner en efeto su pensamiento [1], apretándole a ello la falta que él pensaba que hacía en el mundo su tardanza, [2] según eran los agravios que pensaba deshacer, tuertos que enderezar [3], sinrazones que emendar y abusos [*] que mejorar [4] y deudas que satisfacer. Y así, sin dar parte a persona alguna de su intención [5] y sin que nadie le viese, una mañana, antes del día, que era uno de los calurosos del mes de julio [6], se armó de todas sus armas [7], subió sobre Rocinante, puesta su mal compuesta celada, embrazó su adarga [8], tomó su lanza y por la puerta falsa de un corral salió al campo [9], con grandísimo contento y alborozo de ver con cuánta facilidad había dado principio a su buen deseo. Mas apenas se vio en el campo, cuando le asaltó un pensamiento terrible, y tal, que por poco le hiciera dejar la comenzada empresa; y fue que le vino a la memoria que no era armado caballero y que, conforme a ley de caballería, ni podía ni debía tomar armas con ningún caballero [10], y puesto que lo fuera, había de llevar armas blancas [11], como novel caballero, sin empresa en el escudo [12], hasta que por su esfuerzo la ganase. Estos pensamientos le hicieron titubear en su propósito; mas, pudiendo más su locura que otra razón alguna, propuso de hacerse armar caballero del primero que topase, a imitación de otros muchos que así lo hicieron, según él había leído en los libros que tal le tenían [13]. En lo de las armas blancas [14], pensaba limpiarlas de manera, en teniendo lugar, que lo fuesen más que un arminio [*][15]; y con esto se quietó [16] y prosiguió su camino, sin llevar otro que aquel que su caballo quería, creyendo que en aquello consistía la fuerza de las aventuras [17].

Mata-Hari

Un inciso en la lectura... A mí me encanta el prólogo de la II parte del Quijote, cuando Cervantes le dedica unas palabritas al tal Avellaneda (autor apócrifo de la II parte del Quijote):

¡Válame Dios, y con cuánta gana debes de estar esperando ahora, lector ilustre, o quier plebeyo, este prólogo, creyendo hallar en él venganzas, riñas y vituperios del autor del segundo Don Quijote; digo de aquel que dicen que se engendró en Tordesillas y nació en Tarragona! Pues en verdad que no te he dar este contento; que, puesto que los agravios despiertan la cólera en los más humildes pechos, en el mío ha de padecer excepción esta regla. Quisieras tú que lo diera del asno, del mentecato y del atrevido, pero no me pasa por el pensamiento: castíguele su pecado, con su pan se lo coma y allá se lo haya. Lo que no he podido dejar de sentir es que me note de viejo y de manco, como si hubiera sido en mi mano haber detenido el tiempo, que no pasase por mí, o si mi manquedad hubiera nacido en alguna taberna, sino en la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros

Pero sobre todo me encanta esta parte:

Y no le digas más, ni yo quiero decirte más a ti, sino advertirte que consideres que esta segunda parte de Don Quijote que te ofrezco es cortada del mismo artífice y del mesmo paño que la primera, y que en ella te doy a don Quijote dilatado, y, finalmente, muerto y sepultado, porque ninguno se atreva a levantarle nuevos testimonios,

Ainssss el mundo está mal repartido siempre supe que el amor de mi vida fue un tal Cervantes... mierda me equivoqué de siglo!!!!

D

#11 ... veinte noches verpertinas acarreó el zamal, al amparo de la perla noctura [12], qué duda cabe que su sinrazón frisaba la destemplanza de la divinidad caballeriza sin la cual, la emeretriz de rancio abolengo no podía sino plegarse a sus más bellos enseres [*] como los que atesoraba el ocioso bellorí cuya harenga en el señoría era de todos conocidos, mal pese las malas lenguas que no para sino cuece el vetusto dicho de "La receta libre es una cuestión ética no técnica", que tantos pesares trajera en las divinas y enjutas discrepancias del señorio.

Carme

Capítulo vigésimosexto. Donde se prosigue las finezas que de enamorado hizo Don Quijote en Sierra Morena

Arboles, yerbas y plantas,
Que en aqueste sitio estáis,
Tan altos, verdes y tantas,
Si de mi mal no os holgáis,
Escuchad mis quejas santas.
Mi dolor no os alborote,
Aunque más terrible sea,
Aquí lloró Don Quijote
Ausencia de Dulcinea del Toboso.

Es aquí el lugar a donde
El amador más leal
De su señora se esconde,
Y ha venido a tanto mal,
Sin saber cómo, o por dónde.

Tráele amor al estricote.
Que es de muy mala ralea,
Y así hasta henchir un pipote,
Aquí lloró Don Quijote
Ausencias de Dulcinea del Toboso.

Buscando las aventuras
Por entre las duras peñas,
Maldiciendo entrañas duras,
Que entre riscos y entre breñas,
Halla el triste desventuras.

Hirióle amor con su azote,
No con su blanda correa,
Y en tocándole el cogote,
Aquí lloró Don Quijote
Ausencias de Dulcinea del Toboso.

alecto

Un discurso de lo más actual, mi parte preferida.

DISCURSO DE LA EDAD DE ORO: II parte, capítulo XI.

Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados, y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío. Eran en aquella santa edad todas las cosas comunes: a nadie le era necesario para alcanzar su ordinario sustento tomar otro trabajo que alzar la mano y alcanzarle de las robustas encinas, que liberalmente les estaban convidando con su dulce y sazonado fruto. [...]
No había la fraude, el engaño ni la malicia mezcládose con la verdad y llaneza. La justicia se estaba en sus proprios términos, sin que la osasen turbar ni ofender los del favor y los del interese, que tanto ahora la menoscaban, turban y persiguen. La ley del encaje aún no se había sentado en el entendimiento del juez, porque entonces no había qué juzgar ni quién fuese juzgado. Las doncellas y la honestidad andaban, como tengo dicho, por dondequiera, sola y señera, sin temor que la ajena desenvoltura y lascivo intento le menoscabasen, y su perdición nacía de su gusto y propia voluntad.

Y agora, en estos nuestros detestables siglos, no está segura ninguna, aunque la oculte y cierre otro nuevo laberinto como el de Creta; porque allí, por los resquicios o por el aire, con el celo de la maldita solicitud, se les entra la amorosa pestilencia y les hace dar con todo su recogimiento al traste. Para cuya seguridad, andando más los tiempos y creciendo más la malicia, se instituyó la orden de los caballeros andantes, para defender las doncellas, amparar las viudas y socorrer a los huérfanos y a los menesterosos. Desta orden soy yo, hermanos cabreros, a quien agradezco el gasaje y buen acogimiento que hacéis a mí y a mi escudero. Que aunque por ley natural están todos los que viven obligados a favorecer a los caballeros andantes, todavía, por saber que sin saber vosotros esta obligación me acogistes y regalastes, es razón que, con la voluntad a mí posible, os agradezca la vuestra.

D

#17

Sinceramente, ¡¡no se que versión del Quijote tenéis vosotros!!, yo tengo la versión que sacaron de la película en versión de lujo, de 80 páginas que incluía fotos de los gazapos más divertidos.

incontinentiasuma

Una escenita escatológica:
En esto, parece ser o que el frío de la mañana que ya venía , o que Sancho hubiese cenado algunas cosas lenitivas , o que fuese cosa natural —que es lo que más se debe creer—, a él le vino en voluntad y deseo de hacer lo que otro no pudiera hacer por él; mas era tanto el miedo que había entrado en su corazón, que no osaba apartarse un negro de uña de su amo . Pues pensar de no hacer lo que tenía gana tampoco era posible; y, así, lo que hizo, por bien de paz , fue soltar la mano derecha, que tenía asida al arzón trasero, con la cual bonitamente y sin rumor alguno se soltó la lazada corrediza con que los calzones se sostenían sin ayuda de otra alguna , y, en quitándosela, dieron luego abajo y se le quedaron como grillos ; tras esto, alzó la camisa lo mejor que pudo y echó al aire entrambas posaderas, que no eran muy pequeñas. Hecho esto, que él pensó que era lo más que tenía que hacer para salir de aquel terrible aprieto y angustia, le sobrevino otra mayor, que fue que le pareció que no podía mudarse sin hacer estrépito y ruido, y comenzó a apretar los dientes y a encoger los hombros, recogiendo en sí el aliento todo cuanto podía; pero, con todas estas diligencias, fue tan desdichado que al cabo al cabo vino a hacer un poco de ruido, bien diferente de aquel que a él le ponía tanto miedo. Oyólo don Quijote y dijo:


—¿Qué rumor es ese, Sancho?

—No sé, señor —respondió él—. Alguna cosa nueva debe de ser, que las aventuras y desventuras nunca comienzan por poco .

Tornó otra vez a probar ventura, y sucedióle tan bien , que sin más ruido ni alboroto que el pasado se halló libre de la carga que tanta pesadumbre le había dado. Mas como don Quijote tenía el sentido del olfato tan vivo como el de los oídos y Sancho estaba tan junto y cosido con él, que casi por línea recta subían los vapores hacia arriba, no se pudo escusar de que algunos no llegasen a sus narices; y apenas hubieron llegado, cuando él fue al socorro, apretándolas entre los dos dedos, y con tono algo gangoso dijo:

—Paréceme, Sancho, que tienes mucho miedo.

—Sí tengo —respondió Sancho—, mas ¿en qué lo echa de ver vuestra merced ahora más que nunca?

—En que ahora más que nunca hueles, y no a ámbar —respondió don Quijote.

D

[uno de mis capitulos preferidos]

Extraido de:

PARTE II - CAPÍTULO XXIII
De las admirables cosas que el estremado don Quijote contó que había visto en la profunda cueva de Montesinos, cuya imposibilidad y grandeza hace que se tenga esta aventura por apócrifa

-Todo eso pudiera ser, Sancho -replicó don Quijote-, pero no es así, porque lo que he contado lo vi por mis propios ojos y lo toqué con mis mismas manos. Pero, ¿qué dirás cuando te diga yo ahora cómo, entre otras infinitas cosas y maravillas que me mostró Montesinos, las cuales despacio y a sus tiempos te las iré contando en el discurso de nuestro viaje, por no ser todas deste lugar, me mostró tres labradoras que por aquellos amenísimos campos iban saltando y brincando como cabras; y, apenas las hube visto, cuando conocí ser la una la sin par Dulcinea del Toboso, y las otras dos aquellas mismas labradoras que venían con ella, que hablamos a la salida del Toboso? Pregunté a Montesinos si las conocía, respondióme que no, pero que él imaginaba que debían de ser algunas señoras principales encantadas, que pocos días había que en aquellos prados habían parecido; y que no me maravillase desto, porque allí estaban otras muchas señoras de los pasados y presentes siglos, encantadas en diferentes y estrañas figuras, entre las cuales conocía él a la reina Ginebra y su dueña Quintañona, escanciando el vino a Lanzarote, cuando de Bretaña vino.

Cuando Sancho Panza oyó decir esto a su amo, pensó perder el jui-cio, o morirse de risa; que, como él sabía la verdad del fingido encanto de Dulcinea, de quien él había sido el encantador y el levantador de tal testimonio, acabó de conocer indubitablemente que su señor estaba fuera de juicio y loco de todo punto; y así, le dijo:
-En mala coyuntura y en peor sazón y en aciago día bajó vuestra merced...

D

#11 Puesto nombre y tan a su gusto a su caballo, quiso ponérsele a sí mismo, y en este pensamiento, duró otros ocho días, y al cabo se vino a llamar DON QUIJOTE, de donde como queda dicho, tomaron ocasión los autores de esta tan verdadera historia, que sin duda se debía llamar Quijada, y no Quesada como otros quisieron decir. Pero acordándose que el valeroso Amadís, no sólo se había contentado con llamarse Amadís a secas, sino que añadió el nombre de su reino y patria, por hacerla famosa, y se llamó Amadís de Gaula, así quiso, como buen caballero, añadir al suyo el nombre de la suya, y llamarse DON QUIJOTE DE LA MANCHA, con que a su parecer declaraba muy al vivo su linaje y patria, y la honraba con tomar el sobrenombre della.

#13, FAIL

D

#50
De cómo salieron con su intención el cura y el barbero, con otras cosas dignas de que se cuenten en esta grande historia.

¿Quién menoscaba mis bienes?
Desdenes.
¿Y quién aumenta mis duelos?
Los celos.
¿Y quién prueba mi paciencia?
Ausencia.
De este modo, en mi dolencia
ningún remedio se alcanza,
pues me matan la esperanza
desdenes, celos y ausencia.

¿Quién me causa este dolor?
Amor.
¿Y quién mi gloria repugna?
Fortuna.
¿Y quién consiente mi duelo?
El cielo.
De ese modo, yo recelo
morir de este mal extraño,
pues se aumentan en mi daño
amor, fortuna y el cielo.

¿Quién mejorará mi suerte?
La muerte.
Y el bien de amor, ¿quién le alcanza?
Mudanza.
Y sus males, ¿quién los cura?
Locura.
De ese modo, no es cordura
querer curar la pasión,
cuando los remedios son
muerte, mudanza y locura.

D

Os ahorro páginas y páginas de comentarios, que el quijote acaba así

El canónigo y el cura y barbero le dijeron que haría muy bien en hacer lo que decía, y así, habiendo recebido grande gusto de las simplicidades de Sancho Panza, pusieron a don Quijote en el carro, como antes venía. La procesión volvió a ordenarse y a proseguir su camino; el cabrero se despidió de todos; los cuadrilleros no quisieron pasar adelante, y el cura les pagó lo que se les debía; el canónigo pidió al cura le avisase el suceso de don Quijote, si sanaba de su locura o si proseguía en ella, y con esto tomó licencia para seguir su viaje. En fin, todos se dividieron y apartaron, quedando solos el cura y barbero, don Quijote y Panza y el bueno de Rocinante, que a todo lo que había visto estaba con tanta paciencia como su amo.

D

Sigo con la traducción en inglés desde #28

"With all my heart," said the barber; and not caring to tire himself
with reading more books of chivalry, he told the housekeeper to take
all the big ones and throw them into the yard. It was not said to
one dull or deaf, but to one who enjoyed burning them more than
weaving the broadest and finest web that could be; and seizing about
eight at a time, she flung them out of the window.
In carrying so many together she let one fall at the feet of the
barber, who took it up, curious to know whose it was, and found it
said, "History of the Famous Knight, Tirante el Blanco."
"God bless me!" said the curate with a shout, "'Tirante el Blanco'
here! Hand it over, gossip, for in it I reckon I have found a treasury
of enjoyment and a mine of recreation. Here is Don Kyrieleison of
Montalvan, a valiant knight, and his brother Thomas of Montalvan,
and the knight Fonseca, with the battle the bold Tirante fought with
the mastiff, and the witticisms of the damsel Placerdemivida, and
the loves and wiles of the widow Reposada, and the empress in love
with the squire Hipolito- in truth, gossip, by right of its style it
is the best book in the world. Here knights eat and sleep, and die
in their beds, and make their wills before dying, and a great deal
more of which there is nothing in all the other books. Nevertheless, I
say he who wrote it, for deliberately composing such fooleries,
deserves to be sent to the galleys for life. Take it home with you and
read it, and you will see that what I have said is true."
"As you will," said the barber; "but what are we to do with these
little books that are left?"

Extracto de la traducción preparada por el importantísimo traductor John Ormsby: http://www.csdl.tamu.edu/cervantes/english/ctxt/DQ_Ormsby/part1_DQ_Ormsby.html

http://es.wikipedia.org/wiki/John_Ormsby : "también se le acreditó su pulcra traducción del Quijote (1885), considerada la más precisa, hasta el punto de que incluso conserva las imprecisiones del original."

Mata-Hari

#11 lol lol muy buena esa contradicción propia de las parodias: Rocín (nombre vulgar de los caballos)+ ante (sufijo propio de las novelas de caballerías).

Otra curiosidad sobre el Quijote es que Cervantes se basó en "El entremés de los romances" para escribir su obra:

http://www.h-net.org/~cervantes/csa/articf02/entremes.pdf

D

"—Perdóname, amigo, de la ocasión que te he dado de parecer loco como yo, haciéndote caer en el error en que yo he caído de que hubo y hay caballeros andantes en el mundo."

MarioEstebanRioz
D

#21 Pues tiene pintaza.

A Roma por todo

Un payo a confesarse a Madrid vino
por ver si un reverendo capuchino,
que de gran santidad fama tenía,
de sus grandes pecados le absolvía.
Dirigiose al convento
de este varón sagrado
y le halló en el asiento
de su confesionario, rellanado,
absolviendo a sujetos diferentes
que tenían las caras penitentes.
Llegó al payo su vez y, arrodillado,
- Padre, le dice, mi mayor pecado,
que me pesa en extremo
porque mil veces temo
por esta causa verme condenado
sin que la paz de Dios nunca recobre,
es tener la desdicha de ser pobre.
- ¿Y a ello pecado llama?
Cristo amó la pobreza, el fraile exclama,
y ésa no es culpa.

- ¡Ay, padre!, el payo dice,
es que, como yo soy tan infelice,
mi mujer y mi madre,
mis tres cuñadas mozas y mi padre
para vivir tenemos un cuartito
no más, porque yo estoy muy pobrecito.
- Vamos, le manda el fraile, hijo, prosiga,
que todavía en vano se fatiga.
- Allá voy, siguió el payo, suspirando;
pues, como iba contando,
una cama hay no más en esta pieza
para tantas personas; mi pobreza
no permite tampoco que tengamos
ninguna luz cuando nos acostamos,
y así yo, equivocado,
muchas veces a oscuras he topado
en vez de mi mujer, ¡ay!, con mi madre,
y otras veces... ¡Ay, padre,
será fuerza ir a Roma
si de absolverme el cargo no se toma!
Aquí, mientras el payo suspiraba,
el fraile se encogía y encerraba
en el confesionario, y luego dijo:
- Acaba pronto, hijo,
mientras que yo en seguro me acomodo,
porque, como ahora estás tan agitado
y aquí no hay luz, con este pobre modo
puedes topar conmigo equivocado.
- No haré, replicó el payo,
que huele a capuchino vuestro sayo;
pero a mí me han perdido
las equivocaciones:
sin luz, medio dormido,
he compuesto en diversas ocasiones,
lo mismo que a mi madre a mis cuñadas,
y todas cuatro están embarazadas.
Si el cargo no se toma
Su Reverencia, padre, de absolverme,
me costarán mis culpas ir a Roma
y no sé en mi pobreza cómo hacerme.
A lo que dijo el fraile: - ¡Pobrecito,
todavía no es tiempo. Corre, hijito;
ve y compón a tu padre, y de este modo
irás a Roma de una vez por todo.

lol lol lol lol lol lol lol lol lol lol

sr_mrqzz

Me leí el Quijote hace muchísimo tiempo, estaba en Madrid de becario en una cárnica de software, vivía en un piso que no tenía televisión y al contrario que ahora, las televisiones costaban una pasta (pasta que yo no poseía). Así que durante mucho tiempo mi diversión eran las ondas FM y los libros. Y del Quijote tengo muy buen recuerdo, algún capítulo más aburridillo, pero en general lo recuerdo desternillante. Gran libro sí señor, tampoco diría el mejor libro de la literatura universal porque no los he leído todos... lol

tollendo

Capítulo XLII. De los consejos que dio don Quijote a Sancho Panza antes que fuese a gobernar la ínsula, con otras cosas bien consideradas.

Con el felice y gracioso suceso de la aventura de la Dolorida, quedaron tan contentos los duques, que determinaron pasar con las burlas adelante, viendo el acomodado sujeto que tenían para que se tuviesen por veras; y así, habiendo dado la traza y órdenes que sus criados y sus vasallos habían de guardar con Sancho en el gobierno de la ínsula prometida, otro día, que fue el que sucedió al vuelo de Clavileño, dijo el duque a Sancho que se adeliñase y compusiese para ir a ser gobernador, que ya sus insulanos le estaban esperando como el agua de mayo. Sancho se le humilló y le dijo:

—Después que bajé del cielo, y después que desde su alta cumbre miré la tierra y la vi tan pequeña, se templó en parte en mí la gana que tenía tan grande de ser gobernador; porque, ¿qué grandeza es mandar en un grano de mostaza, o qué dignidad o imperio el gobernar a media docena de hombres tamaños como avellanas, que, a mi parecer, no había más en toda la tierra? Si vuestra señoría fuese servido de darme una tantica parte del cielo, aunque no fuese más de media legua, la tomaría de mejor gana que la mayor ínsula del mundo.

—Mirad, amigo Sancho —respondió el duque—: yo no puedo dar parte del cielo a nadie, aunque no sea mayor que una uña, que a solo Dios están reservadas esas mercedes y gracias. Lo que puedo dar os doy, que es una ínsula hecha y derecha, redonda y bien proporcionada, y sobremanera fértil y abundosa, donde si vos os sabéis dar maña, podéis con las riquezas de la tierra granjear las del cielo.

—Ahora bien —respondió Sancho—, venga esa ínsula, que yo pugnaré por ser tal gobernador que, a pesar de bellacos, me vaya al cielo; y esto no es por codicia que yo tenga de salir de mis casillas ni de levantarme a mayores, sino por el deseo que tengo de probar a qué sabe el ser gobernador.

—Si una vez lo probáis, Sancho —dijo el duque—, comeros heis las manos tras el gobierno, por ser dulcísima cosa el mandar y ser obedecido. A buen seguro que cuando vuestro dueño llegue a ser emperador, que lo será sin duda, según van encaminadas sus cosas, que no se lo arranquen comoquiera, y que le duela y le pese en la mitad del alma del tiempo que hubiere dejado de serlo.

—Señor —replicó Sancho—, yo imagino que es bueno mandar, aunque sea a un hato de ganado.

—Con vos me entierren, Sancho, que sabéis de todo —respondió el duque—, y yo espero que seréis tal gobernador como vuestro juicio promete, y quédese esto aquí y advertid que mañana en ese mesmo día habéis de ir al gobierno de la ínsula, y esta tarde os acomodarán del traje conveniente que habéis de llevar y de todas las cosas necesarias a vuestra partida.

—Vístanme —dijo Sancho— como quisieren, que de cualquier manera que vaya vestido seré Sancho Panza.

—Así es verdad —dijo el duque—, pero los trajes se han de acomodar con el oficio o dignidad que se profesa, que no sería bien que un jurisperito se vistiese como soldado, ni un soldado como un sacerdote. Vos, Sancho, iréis vestido parte de letrado y parte de capitán, porque en la ínsula que os doy tanto son menester las armas como las letras, y las letras como las armas.

—Letras —respondió Sancho—, pocas tengo, porque aún no sé el A, B, C; pero bástame tener el Christus en la memoria para ser buen gobernador. De las armas manejaré las que me dieren, hasta caer, y Dios delante.

—Con tan buena memoria —dijo el duque—, no podrá Sancho errar en nada.

En esto llegó don Quijote, y, sabiendo lo que pasaba y la celeridad con que Sancho se había de partir a su gobierno, con licencia del duque le tomó por la mano y se fue con él a su estancia, con intención de aconsejarle cómo se había de haber en su oficio.

Entrados, pues, en su aposento, cerró tras sí la puerta, y hizo casi por fuerza que Sancho se sentase junto a él, y con reposada voz le dijo:

—Infinitas gracias doy al cielo, Sancho amigo, de que, antes y primero que yo haya encontrado con alguna buena dicha, te haya salido a ti a recebir y a encontrar la buena ventura. Yo, que en mi buena suerte te tenía librada la paga de tus servicios, me veo en los principios de aventajarme, y tú, antes de tiempo, contra la ley del razonable discurso, te vees premiado de tus deseos. Otros cohechan, importunan, solicitan, madrugan, ruegan, porfían, y no alcanzan lo que pretenden; y llega otro, y sin saber cómo ni cómo no, se halla con el cargo y oficio que otros muchos pretendieron; y aquí entra y encaja bien el decir que hay buena y mala fortuna en las pretensiones. Tú, que para mí, sin duda alguna, eres un porro, sin madrugar ni trasnochar y sin hacer diligencia alguna, con solo el aliento que te ha tocado de la andante caballería, sin más ni más te vees gobernador de una ínsula, como quien no dice nada. Todo esto digo, ¡oh Sancho!, para que no atribuyas a tus merecimientos la merced recebida, sino que des gracias al cielo, que dispone suavemente las cosas, y después las darás a la grandeza que en sí encierra la profesión de la caballería andante. Dispuesto, pues, el corazón a creer lo que te he dicho, está, ¡oh hijo!, atento a este tu Catón, que quiere aconsejarte y ser norte y guía que te encamine y saque a seguro puerto deste mar proceloso donde vas a engolfarte; que los oficios y grandes cargos no son otra cosa sino un golfo profundo de confusiones. Primeramente, ¡oh hijo!, has de temer a Dios, porque en el temerle está la sabiduría, y siendo sabio no podrás errar en nada. Lo segundo, has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse. Del conocerte saldrá el no hincharte como la rana que quiso igualarse con el buey, que si esto haces, vendrá a ser feos pies de la rueda de tu locura la consideración de haber guardado puercos en tu tierra.

—Así es la verdad —respondió Sancho—, pero fue cuando muchacho; pero después, algo hombrecillo, gansos fueron los que guardé, que no puercos; pero esto paréceme a mí que no hace al caso, que no todos los que gobiernan vienen de casta de reyes.

—Así es verdad —replicó don Quijote—, por lo cual los no de principios nobles deben acompañar la gravedad del cargo que ejercitan con una blanda suavidad que, guiada por la prudencia, los libre de la murmuración maliciosa, de quien no hay estado que se escape. Haz gala, Sancho, de la humildad de tu linaje, y no te desprecies de decir que vienes de labradores; porque, viendo que no te corres, ninguno se pondrá a correrte; y préciate más de ser humilde virtuoso que pecador soberbio. Inumerables son aquellos que, de baja estirpe nacidos, han subido a la suma dignidad pontificia e imperatoria; y desta verdad te pudiera traer tantos ejemplos, que te cansaran. Mira, Sancho: si tomas por medio a la virtud, y te precias de hacer hechos virtuosos, no hay para qué tener envidia a los que los tienen de príncipes y señores, porque la sangre se hereda y la virtud se aquista, y la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale. Siendo esto así, como lo es, que si acaso viniere a verte cuando estés en tu ínsula alguno de tus parientes, no le deseches ni le afrentes; antes le has de acoger, agasajar y regalar, que con esto satisfarás al cielo, que gusta que nadie se desprecie de lo que él hizo, y corresponderás a lo que debes a la naturaleza bien concertada. Si trujeres a tu mujer contigo (porque no es bien que los que asisten a gobiernos de mucho tiempo estén sin las propias), enséñala, doctrínala y desbástala de su natural rudeza, porque todo lo que suele adquirir un gobernador discreto suele perder y derramar una mujer rústica y tonta. Si acaso enviudares, cosa que puede suceder, y con el cargo mejorares de consorte, no la tomes tal, que te sirva de anzuelo y de caña de pescar, y del no quiero de tu capilla, porque en verdad te digo que de todo aquello que la mujer del juez recibiere ha de dar cuenta el marido en la residencia universal, donde pagará con el cuatro tanto en la muerte las partidas de que no se hubiere hecho cargo en la vida. Nunca te guíes por la ley del encaje, que suele tener mucha cabida con los ignorantes que presumen de agudos. Hallen en ti más compasión las lágrimas del pobre, pero no más justicia, que las informaciones del rico. Procura descubrir la verdad por entre las promesas y dádivas del rico, como por entre los sollozos e importunidades del pobre. Cuando pudiere y debiere tener lugar la equidad, no cargues todo el rigor de la ley al delincuente, que no es mejor la fama del juez riguroso que la del compasivo. Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia. Cuando te sucediere juzgar algún pleito de algún tu enemigo, aparta las mientes de tu injuria y ponlas en la verdad del caso. No te ciegue la pasión propia en la causa ajena, que los yerros que en ella hicieres, las más veces, serán sin remedio; y si le tuvieren, será a costa de tu crédito, y aun de tu hacienda. Si alguna mujer hermosa veniere a pedirte justicia, quita los ojos de sus lágrimas y tus oídos de sus gemidos, y considera de espacio la sustancia de lo que pide, si no quieres que se anegue tu razón en su llanto y tu bondad en sus suspiros. Al que has de castigar con obras no trates mal con palabras, pues le basta al desdichado la pena del suplicio, sin la añadidura de las malas razones. Al culpado que cayere debajo de tu juridición considérale hombre miserable, sujeto a las condiciones de la depravada naturaleza nuestra, y en todo cuanto fuere de tu parte, sin hacer agravio a la contraria, muéstratele piadoso y clemente, porque, aunque los atributos de Dios todos son iguales, más resplandece y campea a nuestro ver el de la misericordia que el de la justicia. Si estos preceptos y estas reglas sigues, Sancho, serán luengos tus días, tu fama será eterna, tus premios colmados, tu felicidad indecible, casarás tus hijos como quisieres, título

p

Casi lloro con el despliegue.

Black_Diamond

¡Non fuyades, cobardes, malandrines y viles criaturas, que un sólo caballero es el que os acomete!

Mata-Hari

#37 Cierto, también Don Duardos influye en el Quijote; mención especial el carácter grotesco de Camilote - el sufijo -ote refuerza más, si cabe, la influencia de este personaje-.

En El entremés de los romances se ridiculiza a Lope por su idealismo irracional. A Bartolo, además, le gusta "desfacer entuertos".

s

"—¡Ay! —respondió Sancho llorando—. No se muera vuestra merced, señor mío, sino tome mi consejo y viva muchos años, porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir sin más ni más, sin que nadie le mate ni otras manos le acaben que las de la melancolía."

autorun

—Esa oliva se haga luego rajas y se queme [39], que aun no queden della las cenizas, y esa palma de Ingalaterra se guarde y se conserve como a cosa única, y se haga para ello [*] otra caja como la que halló Alejandro en los despojos de Dario [40], que la diputó para guardar en ella las obras del poeta Homero. Este libro, señor compadre, tiene autoridad por dos cosas: la una, porque él por sí es muy bueno; y la otra, porque es fama que le compuso un discreto rey de Portugal. Todas las aventuras del castillo de Miraguarda son bonísimas y de grande artificio [41]; las razones, cortesanas y claras, que guardan y miran el decoro del que habla, con mucha propriedad y entendimiento. Digo, pues, salvo vuestro buen parecer, señor maese Nicolás, que este y Amadís de Gaula queden libres del fuego, y todos los demás, sin hacer más cala y cata [42], perezcan.

—No, señor compadre —replicó el barbero—, que este que aquí tengo es el afamado Don Belianís [43].

—Pues ese —replicó el cura—, con la segunda, tercera y cuarta parte, tienen necesidad de un poco de ruibarbo para purgar la demasiada cólera suya [44], y es menester quitarles todo aquello del castillo de la Fama y otras impertinencias de más importancia [45], para lo cual se les da término ultramarino [46], y como se enmendaren, así se usará con ellos de misericordia o de justicia; y en tanto, tenedlos vos, compadre, en vuestra casa, mas no los dejéis leer a ninguno

D

"¡Válame Dios! ¿No le dije yo a vuesa merced que no eran sino molinos de viento, y que no lo podría ignorar sino quien tuviese otros tales encima de la cabeza...?"

D

No sirvo para esto

filipo

Me gustó más la película lol

D

#21 Cachis. Haberlo dicho. El aniversario fue hace unos días...

P

Baroncorvo, la frase "los perros ladran..." no aparece en "El Quijote". De hecho es utilizada por quienes sí han leído la obra de Cervantes para engatuzar a los que presumen haberla leído. Un saludo.

D

Por si alguien quiere leerlo entero:
http://www.elmundo.es/quijote/index.html

filipo

Este es el del flaco con barba, el gordito y los molinos no?

D

Antigua...

D

#14 . y apostaría algo a que se han leido ni la tapa del quijote, los elementos. hay que joderse con la peña cuando quiere parecer lo que, obviamente, dista mucho de ser.
¿o era vota negativo y te diré lo que no te has leído?
en fin, admirado estoy de tanto papanatas.

D

#40. ¿será considerado papanatas como un grave insulto y me banearan por faltar al respeto a tan leidos y preclaros defensores del quijote? ¿decia algo el quijote sobre los borregos y los animales de bellota? ahh, no que lo decía sobre los perros: ladran, luego cabalgamos.

lucho.sm

El mejor libro de la literatura universal

Mata-Hari

#14 Pues no deberías, no sabes lo que te pierdes...

incontinentiasuma

#34 Además de esa fuente , hay otras que pudieron inspirar a Cervantes para escribir su obra maestra ( aparte de las novelas de caballerías) :
Dámaso Alonso postula que el Camilote de "Don Duardos" de Gil Vicente pudo ser el germen de don Quijote. También existe un personaje llamado Agnolo di ser Gerardo ( Novella 64 de Franco Sacchetti) que a una avanzada edad deja su trabajo de artesano para imitar a los caballeros.
En cuanto al "Entremés de los Romances" (anónimo) muchos críticos sostienen que fue escrito para burlarse de Lope de Vega, que como todos sabemos, no fue muy querido por Cervantes.

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Fin

D

Cuando llegueis al capitulo XVI podeis pastear estos dos comentarios

japoneses-rien-leer-quijote/00048

Hace 14 años | Por chechin a soitu.es


japoneses-rien-leer-quijote/00050

De nada

D

En un lugar de la mancha ...

charly-0711

Un poco molestas las notas, en color rojo y abren en una ventana emergente. Aunque con Zap Colors, extensión Firefox, se elimina el rojo, aunque queda la incomodidad de la ventana emergente.

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Dupe

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C-C-COMBO BREAKER

D

paso del quijote.