Desesperado por la crisis, el paro y la ausencia de ingresos acudes a las páginas de anuncios breves de los periódicos. Ves una oferta atractiva y bien remunerada; te decides a llamar al número de teléfono que aparece adjunto. Suena el ring, ring... Al realizarse la conexión salta un contestador y sientes cómo las garras del estafador se aferran a tu garganta. Te están remitiendo a otro número de teléfono de tarificación especial -muy elevada-, un 807. Pero esta vez has tenido suerte, has percibido el peligro y cuelgas. Has sido capaz de senti
Comentarios
Lo peor es que la policía no persigue estas prácticas con el celo que deberían y hacen mucho daño en gente realmente necesitada.
Ahora, estafas en los empleos también las producen los "patronos normales", te prometen el oro y el moro...y al poco te das cuenta que te han vendido la moto.