Hace 14 años | Por rmoledov a maikelnai.es
Publicado hace 14 años por rmoledov a maikelnai.es

Para este truco óptico (que no de magia) necesitarás glicerina, una botella de tabasco y un recipiente grande de cristal. Llena de glicerina la botellita de tabasco y un tercio del recipiente grande. Evoilá, la parte sumergida de la botella “desparece” ante tus ojos. ¿El secreto? El índice de refracción de la glicerina y del cristal son muy similares haciendo indistinguibles sus límites. Házselo a tus niños y se quedarán atónitos.

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