Ni la homosexualidad, ni la pederastia, ni el celibato, ni la prohibición de que las mujeres lleven los hábitos. Un estudio oficial encargado por la Conferencia Episcopal norteamericana y publicado ayer acusa a la llamada revolución sexual de los años sesenta y setenta, y su efecto entre unos curas poco preparados para ella, de la lacra de abusos y violaciones a niños en parroquias y colegios católicos norteamericanos. El informe ha costado 1,26 millones de euros, pagados en su mayoría por la Conferencia Episcopal y el Ministerio de Justicia.
Comentarios
Tu-tún tisch!
¡Qué cachondos, los curas de los cojones! Una vez puestos a culpar, ¿por qué no culpan directamente a Diós? Si es que hay para darles de hostias (consagradas).
Sea como fuere, tendrian que facilitar toda la información disponible a los cuerpos policiales de cada país afectado. Ah, y acabar con el celibato, esa barbaridad.
Como si los abusos sexuales en la iglesia fueran cosa reciente.