El biohacking es una disciplina aún muy experimental y poco extendida que se basa en modificar el cuerpo humano integrando dispositivos electrónicos y otras "mejoras"...
Mi primo Bartolomé estudió ingeniería electrónica y se pasaba el día en el sótano de la casa de sus padres trasteando con invenciones suyas.
De repende, un buen día mientras cortaba pescado congelado se seccionó el dedo anular a la altura del nudillo. A pesar de ir corriendo al hospital, le dijeron que no había posibilidad satisfactoria de volver a empalmar el trozo de dedo seccionado, con lo cual Bartolo luciría un muñón de por vida.
Esa misma noche, Bartolo se metió en su laboratorio del sótano, y no volvió a salir hasta tres semanas después. Sus padres estaban preocupados por él, pues las únicas muestras de vida que daba era cuando deslizaba los tranchetes que estos le pasaban por debajo de la rendija de la puerta. Y por unas cajas de kevlar que llegaron a casa encargadas por el ingeniero.
Finalmente, cuando salió, dio la gran sorpresa a todo el mundo: había construído su propio dedo electrónico capaz de controlarlo con un microcontrolador pic insertado en su cerebelo. El dedo tenía un sistema mecánico basado en motores eléctricos y estaba completamente recubierto de kevlar, con lo cual si Bartolo te data una hostia con ese dedo volabas.
Pero esto supuso un pequeño vicio para Bartolo, que viendo el poder que podía suponer esto, comenzó a reemplazar partes de su cuerpo por injertos electromecánicos, y actualizaba el software de su micro injertado mediante un cable serie.
Ahora, después de toda aquella época convulsa, lo llamamos Robocop. De forma cariñosa.
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Mi primo Bartolomé estudió ingeniería electrónica y se pasaba el día en el sótano de la casa de sus padres trasteando con invenciones suyas.
De repende, un buen día mientras cortaba pescado congelado se seccionó el dedo anular a la altura del nudillo. A pesar de ir corriendo al hospital, le dijeron que no había posibilidad satisfactoria de volver a empalmar el trozo de dedo seccionado, con lo cual Bartolo luciría un muñón de por vida.
Esa misma noche, Bartolo se metió en su laboratorio del sótano, y no volvió a salir hasta tres semanas después. Sus padres estaban preocupados por él, pues las únicas muestras de vida que daba era cuando deslizaba los tranchetes que estos le pasaban por debajo de la rendija de la puerta. Y por unas cajas de kevlar que llegaron a casa encargadas por el ingeniero.
Finalmente, cuando salió, dio la gran sorpresa a todo el mundo: había construído su propio dedo electrónico capaz de controlarlo con un microcontrolador pic insertado en su cerebelo. El dedo tenía un sistema mecánico basado en motores eléctricos y estaba completamente recubierto de kevlar, con lo cual si Bartolo te data una hostia con ese dedo volabas.
Pero esto supuso un pequeño vicio para Bartolo, que viendo el poder que podía suponer esto, comenzó a reemplazar partes de su cuerpo por injertos electromecánicos, y actualizaba el software de su micro injertado mediante un cable serie.
Ahora, después de toda aquella época convulsa, lo llamamos Robocop. De forma cariñosa.