Lo más adecuado para las máquinas expendedoras japonesas es una cita clásica: "¡No puedo creerlo, es imposible...!"
Me he quedado trastornada con el dibujito de Hitler, qué mal rollo!
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Lo más adecuado para las máquinas expendedoras japonesas es una cita clásica: "¡No puedo creerlo, es imposible...!"
Me he quedado trastornada con el dibujito de Hitler, qué mal rollo!