Hace 15 años | Por antiegos a elmundo.es
Publicado hace 15 años por antiegos a elmundo.es

Un redactor ha recorrido centros de ayuda en Madrid y ha descubierto hasta a la mujer del número dos de Gescartera. Rostros ocultos de la crisis que, tras una década de bonanza, vuelven a hacer cola en comedores sociales, dispensarios de ropa y en las puertas traseras de las parroquias.

Comentarios

a

Estas me las apunto:

Recetas de crisis

SOPA DE AJO CON PAN DURO: Jamás tirar el pan duro. Basta hacerlo rebanadas y freírlas. Aparte, se rehogan cuatro dientes de ajo con pimentón. Se mete todo en una cazuela y se cuece. Si es posible, añadir un huevo crudo al final. Éste es uno de los consejos que Visi, voluntaria de Cáritas en una parroquia de Madrid, da a muchas madres necesitadas.

HASTA LAS PATAS DEL POLLO: Las patas de pollo ya ni se venden en los comercios. Se consideran restos, pero su carne es sabrosa. Basta con escaldarlas para quitarles la piel y luego cocerlas. Antes de degustarlas, sirven para un caldo. Visi recomienda no comprar filetes, sino higadillos y mollejas, mucho más baratos. La carne pegada a los huesos sirve para croquetas.

AGUA CON CANELA: En Cáritas han escuchado testimonios como el de una madre que, al encontrarse con la despensa vacía por la mañana, intentó engañar el hambre de sus hijos dándoles de desayunar una peculiar infusión: agua bien hirviendo y una cucharadita de canela. Un buen desayuno debería aportar unas 500 calorías a un pequeño.

DE UN YOGUR, OCHO: Pocas neveras españolas carecen de yogures u otros postres lácteos para los pequeños. Visi propone que, en vez de comprarlos, se hagan con una yogurtera y los fabriquen ellas mismas. Con un yogur y un litro de leche, salen hasta ocho. Los españoles gastamos en yogures y lácteos más de 1.500.000 millones anuales.

D

#1 Lo de "con un yogur ocho" lo encontré notable

a

"Unos por una cosa, otros por otra, pero el goteo de personas en el banco de alimentos de San Vicente de Paúl es incesante. Cerca de las 19.00 horas, aparece Carmen Sánchez, vestida con un elegante traje de chaqueta negro. Empuja con distinción su carro de la compra. Se sienta en el pasillo mortecino que hace de sala de espera, extrae su móvil de un bonito bolso y charla despreocupada.

Cuando le toca, coge la ración de las familias numerosas: cinco cartones de leche, dos paquetes de galletas, tres de pasta, harina, refrescos... Su marido, José María Ruiz de la Serna, era rico. Apoderado y número dos de Gescartera, lleva en la cárcel cinco años. Para alimentar a sus ocho hijos, de entre dos y 12 años, ahora recurre a la caridad pública. «Mira dónde hemos acabado», dice Carmen. Su mirada digna y resignada parece una apostilla de los nuevos tiempos: le puede ocurrir a cualquiera."

Quien la ha visto y quien la ve ...