Hace 16 años | Por berlinsmith a elmundo.es
Publicado hace 16 años por berlinsmith a elmundo.es

Estas medidas de seguridad "con un punto de paranoia", como reconoció Soto durante la presentación el pasado viernes, hacen de Omemo el programa de intercambio más anónimo y refractario a la censura que haya existido. No hay forma humana, al menos sus creadores la desconocen, de saber quién ha subido un determinado archivo y quién se lo baja. En realidad, el usuario nunca tiene el archivo en su ordenador. Es más, no conoce lo que contiene su parte de este disco universal. Él sólo tiene un nombre, le basta con pinchar para oírlo, verlo...