Hace 15 años | Por karmomila a elplural.com
Publicado hace 15 años por karmomila a elplural.com

"La postura de la iglesia católica respecto al preservativo representa una pandemia que siembra de enfermos y cadáveres las tierras que asola. Los argumentos para oponerse a su uso reflejan una simpleza de colegio de ursulinas en los años cuarenta."

Comentarios

D

Hay cosas que no se deben dejar en manos de sectarios.

Sobre todo la salud de la población mundial.

b

la mayoría de los católicos los usan diga lo que diga el Papa. faltaría más

D

No dice nada nuevo, pero no está demás incidir mientras siga la Iglesia con sus deleznables campañas.

a

Como dijo años atrás en una conferencia en Gandía (Valencia) la teóloga católica Uta Ranke-Heinemann, la primera mujer en la historia que ejerció la enseñanza de la teología católica en una universidad católica (la de Essen), y autora de los conocidos libros “Eunucos por el Reino de los Cielos” y “No y amén”: «Cualquier ministro de sanidad de un país laico podría encarcelar al papa Juan Pablo II por prohibir el uso de preservativos, cuando millones de personas sufren enfermedades de transmisión sexual». Pues lo mismo dirá ahora de Benedicto XVI.

trufadora

Menos visitar a niños de África para hacerse la foto y más medios para evitar la tranmision del SIDA en paises subdesarrollados. Que parece que les interese que la cosa siga así.

ivancio

Cierto que no dice nada nuevo, pero lo que dice es claro, sensato, simple y respetuoso.

a

Como dijo años atrás en una conferencia en Gandía (Valencia) la teóloga católica Uta Ranke-Heinemann, la primera mujer en la historia que ejerció la enseñanza de la teología católica en una universidad católica (la de Essen), y autora de los conocidos libros “Eunucos por el Reino de los Cielos” y “No y amén”: «Cualquier ministro de sanidad de un país laico podría encarcelar al papa Juan Pablo II por prohibir el uso de preservativos, cuando millones de personas sufren enfermedades de transmisión sexual». Pues lo mismo dirá ahora de Benedicto XVI.