Hace 14 años | Por Flkn a blogs.discovermagazine.com
Publicado hace 14 años por Flkn a blogs.discovermagazine.com

Hace 400 años, un hombre de Pisa (Italia) cogió su recién fabricado telescopio con un zoom de 33 aumentos y lo dirigió a una de las más brillantes estrellas del cielo, cambiando para siempre a la humanidad. El hombre, por supuesto, era Galileo y la estrella que observaba ese 7 de enero de 1610 era Júpiter. Divisó "tres estrellas fijas" que eran invisibles al ojo desnudo en las cercanías del planeta, y una cuarta unos pocos días después. (Traducción en #1)

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Flkn

Traducción:

Esta noche, hace 400 años, un hombre de Pisa (Italia) cogió su recién fabricado telescopio con un zoom de 33 aumentos y lo dirigió a una de las más brillantes estrellas del cielo, cambiando para siempre a la humanidad.

El hombre, por supuesto, era Galileo y la estrella que observaba ese 7 de enero de 1610 era Júpiter. Divisó "tres estrellas fijas" que eran invisibles al ojo desnudo en las cercanías del planeta, y una cuarta unos pocos días después.

Así fue como lo dibujó, hace 400 años: http://blogs.discovermagazine.com/badastronomy/files/2010/01/galileo_jupitersketch.jpg

Observó que las estrellas se movían alrededor de Júpiter y como lo seguían cruzando el firmamento, y así fue el primero en averigüar que otros planetas también poseían lunas como la nuestra. No fue una deducción sencilla; su telescopio era pequeño, el campo de visión estrecho (de forma que no todas las lunas eran visibles al mismo tiempo), y las lunas se desvanecían cerca del brillante resplandor joviano. Pero Galileo persistió y lo descubrió. Llamamos a estas cuatro lunas Galileanas en su honor: Io, Europa, Ganímedes y Calisto.

Así es como las vemos hoy en día: http://blogs.discovermagazine.com/badastronomy/files/2010/01/newhorizons_galileanmoons.jpg

La imagen superior fue obtenida por la sonda New Horizons en su paso por Júpiter a comienzos de 2007, mostrando las cuatro lunas. Cada una está redimensionada mostrando su tamaño relativo respecto a las otras. No es posible evitar preguntarse que hubiese pensado Galileo, sabiendo que justo 400 años después de sus primeras observaciones, estaríamos lanzando a nuestros representantes robóticos por el sistema solar y obteniendo fotografías de cerca de los objetos que descubrió.

¡Piénsalo! Hasta aquel entonces, Júpiter era tan sólo una luz en el cielo. Y entonces, en aquella noche de hace cuarenta décadas y para siempre, se convirtió en un mundo rodeado de más mundos.

Galileo observó cráteres en la Luna, manchas en el Sol, y las fases de Venus. Ese último descubrimiento pudo ser su mayor hazaña, porque el hecho de que Venus mostrase fases significaba que no podría posiblemente orbitar la Tierra, y debería orbitar alrededor del Sol. La teoría geocéntrica había prevalecido durante un milenio, pero Galileo probó que era errónea casi de la noche a la mañana. Por supuesto la Iglesia no estaba precisamente emocionada con esto, aunque sospecho que quizás lo habrían pasado por alto si Galileo no hubiera sido un idiota además de arrogante y publicara un manuscrito insultando al Papa, un hombre que antaño fue su amigo y apoyo.

Si hay que sacar una lección de todo esto, dejaré que sean mis lectores quienes la descubran.

Actualmente, y tras todos estos años, existen multitud de leyendas sobre este hombre. El no inventó el telescopio, no fue el primero en dirigirlo al cielo y tampoco fue el primero en publicar sus dibujos. Pero se promocionó a si mismo sin igual, y por esa razón le recordamos ahora (de nuevo, cualquier lección que se pueda aprender queda en manos en vuestras manos). Y no es totalmente injusto hacerlo: fue un observador inagotable, un maravilloso artista, un gran inventor (puede que no fuera el primero en construir un telescopio, pero hizo el suyo considerablemente mejor que sus predecesores) y un brillante científico que, incluso si no contribuyó tanto en la astronomía, todavía será recordado hoy por su otro trabajo.

Esta noche, tras la puesta de sol, Júpiter se verá como una blanca y brillante referencia en el suroeste. Poseo un Galileoscopio, un telescopio barato creado debido al año Internacional de la Astronomía 2009, un esfuerzo para conseguir la mayor cantidad de gente en la Tierra mirando el cielo. Creo que quizás sería adecuado aguantar las temperaturas bajo cero del exterior, quizás unos pocos minutos, y echar un vistazo a este imponente planeta. La vista de esta noche es mejor que la que tuvo el propio Galileo: las cuatro lunas estaran perfectamente alineadas, dos a cada lado de Júpiter.

No soy un hombre religioso, ni tampoco un hombre espiritual. Pero sé que todavía habrá un sentimiento de conexión, un sentimiento de admiración que tendré esta noche y que voy a compartir con un hombre muerto hace tiempo, pero cuya vida y logros todavía resuenan a través del tiempo.

D

... y sin embargo, se mueve!