Hace 15 años | Por alehopio a elviejotopo.com
Publicado hace 15 años por alehopio a elviejotopo.com

Recomendable lectura de este ensayo sobre nucleares, salud y medio ambiente. Con análisis tan atinados como: UTOPÍAS Tras décadas de propaganda prometiendo la máquina nuclear perfecta, sólo se han construido tres reactores “reproductores” (Beloyarsk-3 en Rusia, Monju en Japón y Phénix en Francia) dos de los cuales están cerrados (el francés y el japonés) y el tercero jamás ha “reproducido” nada y funciona como un reactor nuclear convencional. Ninguna de las nuevas centrales en construcción, tan cacareadas, dispone de reactores “reproductores”

Comentarios

alehopio

#1 ... si no hay sensacionalismo y se aportan datos de fuentes fiables... parece ser que NO !!!

Aun así el argumento se mantiene.

alehopio

PRESENTACION DEL LIBRO:

La situación parecía estabilizada. A principios de 2006 existían en el mundo 443 reactores nucleares en funcionamiento localizados en 31 países que proporcionaban, aproximadamente, el 16% de la electricidad mundial. Los seis principales países productores -Estados Unidos, Francia, Japón, Alemania, Rusia y Corea del Sur- generaban las tres cuartas partes del total. Francia seguía siendo el país más “nuclearizado”. En torno al 80% de su electricidad tiene ese origen energético. En Lituania alcanzaba el 72%. Sin embargo, Austria, Noruega, Italia, Portugal, Grecia, Polonia, Chipre, Letonia, Irlanda o Dinamarca, por ejemplo, no utilizan centrales nucleares en la generación de la electricidad que consumen, y Alemania y Suecia tienen programas activos de abandono de la energía nuclear. En el conjunto de la Unión europea la energía atómica representa el 6% del consumo final, el 15% del consumo de energía comercial primaria y el 29% de la generación eléctrica (1). En España este último dato se mueve en torno al 20%.

Según la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), dependencia con sede en Viena de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en ese mismo año 2006 había 23 reactores nucleares en construcción, además de varias decenas de nuevos proyectos y propuestas.
España poseía un total de 10 instalaciones nucleares, entre las que se encontraban la central de José Cabrera, en Zorita (Guadalajara), que cesó su actividad a finales de abril de 2006 a pesar de que sus propietarios habían solicitado prolongar su actividad más allá de su fecha inicial de cierre en 2009, y la central de Vandellós I, en Tarragona, en fase de desmantelamiento. España cuenta, además, con una fábrica de combustible nuclear en Juzbado (Salamanca) y un centro de almacenamiento de residuos radiactivos de baja y media actividad en El Cabril (Córdoba).

Pero sabido es que lo nuclear ha vuelto a primer plano y aparece frecuentemente, y con intereses no ocultados, en primera página de diarios y publicaciones. Incluso en el vigésimo aniversario de la (aún) inconmensurable tragedia de Chernóbil, se señalaron desde diversas tribunas las numerosas (y supuestas) ventajas de esta fuente energética. La Administración Bush II, por boca de su Presidente en Jefe, ha apostado abiertamente por ella, presentándola –vivir para (no)ver- como una energía limpia, alternativa a los combustibles fósiles, y ecológica, dado que, ha afirmado seguro y taxativo el presidente neocon, no incrementa la emisión de gases de efecto invernadero.

La energía nuclear parece, pues, que vuelve a renacer en Estados Unidos después de haber estado 30 años sin permisos para nuevas instalaciones (2). De hecho, los poquísimos reactores que han entrado en funcionamiento durante estos años habían sido autorizados antes del accidente de 1979 en la central de la Isla de Tres Millas, cerca de Harrisburg (Pennsylvania). La industria nuclear norteamericana, que ya genera el 20% de la electricidad total del país, ha lanzado un ambicioso y enérgico plan de acción: cinco nuevos reactores funcionando en 2015, una docena en 2020 y ¡medio centenar en 2050!, unos setenta en total, lo que representaría un incremento del 68% respecto a sus 103 reactores actuales (3).

Para redondear la situación, por si algún tenaz y sofisticado escéptico siguiera teniendo alguna duda, John Rowe, presidente ejecutivo de Exelon, el mayor productor de energía nuclear de USA, ha declarado, sin tapujo alguno, que siempre era gratificante tener al presidente del país de tu parte. No parece que, hasta ahora, los principales candidatos (y candidatas) demócratas a la designación para la presidencia norteamericana en las elecciones de 2008 tengan posiciones muy diferenciadas en este ámbito (y probablemente en otros).

La República Popular de China, por su parte, posee actualmente tres centrales en funcionamiento pero pretende poner en marcha en la próxima década 30 nuevos reactores, con los que pretende cubrir la demanda de electricidad que está generando su acelerado y depredador crecimiento económico, alejado años-luz de cualquier concepción razonable, por moderada que ésta sea, de socialismo. India sigue los pasos de su país vecino. Se calcula que entre todas las nuevas potencias asiáticas emergentes desean construir más de 100 reactores de aquí a 2030.

En nuestro país, Felipe González, ex presidente del gobierno de España según la nueva terminología acuñada, declaró recientemente que él mismo había tomado la decisión de la moratoria nuclear, hacía ya un cuarto de siglo, por problemas de seguridad y por el “agobio y sobrerresponsabilidad” que suponía la eliminación de los residuos radiactivos, pero –siempre hay peros en las declaraciones del activo ex presidente prootánico- que le parecía imprescindible reabrir el debate de la energía nuclear cuyo desarrollo, por lo demás, le parecía imparable. En opinión del asesor de Carlos Slim Helú, las circunstancias habían cambiado gracias al incremento de la seguridad, la mejora de las instalaciones y los avances sustanciales en la gestión de los residuos. González no vio necesario explicitar en esas declaraciones el concepto que manejaba de “avances sustanciales”.

Item más, con sorpresa anexa. José María Fidalgo, secretario general de las CC.OO., declaró en 2007, en el mismísimo campus de la aznarista fundación FAES, que había que fijar un nuevo mix energético español en el que se integrara la energía nuclear, que, en su opinión, seguía siendo un tabú para el consenso progresista sobre el medio ambiente. No se podía prescindir de ella, sostuvo el secretario confederal en su intervención, ya que en España las energías alternativas no son suficientes en sí. “Ni moratorias ni nada; hay que dar a la nuclear su lugar en el mix energético", ésta pareció ser la tesis defendida por el máximo resposable de las Comisiones Obreras.

Son conocidos, y no han sido olvidados, los pronunciamos pro-nucleares del ex ministro británico Tony Blair, especialmente en los últimos años de su mandato (4), e incluso ahora que ha tenido la inmensa generosidad de aceptar trabajar para JPMorgan, sin renunciar a otras asesorías financieras, por la módica cantidad de un millón declarado de dólares anuales. El ex mandatario laborista ha sido uno de los publicistas más destacados a favor de la opción nuclear. Marcel Coderch (5) ha recordado que The Guardian había informado en julio de 2004 que el entonces primer ministro había comunicado a un grupo reducido de parlamentarios que Estados Unidos estaba presionando fuertemente a Gran Bretaña para que reconsiderara su opción nuclear y que el propio Blair había comentado en esa reunión que su país debía tomar urgentemente decisiones difíciles y que él mismo había luchado y lucharía, dentro y fuera de su partido, para que la opción nuclear no permaneciera bloqueada en el Reino Unido (6).

Desde luego, no se limitó a hablar. El ex primer ministro ha dejado su herencia. Con la creación del Nuclear Decommissioning Authority, el gobierno británico liberó a la empresa privada British Nuclear de un gasto de 100.000 millones de euros, el importe que costará a las finanzas públicas el desmantelamiento de las viejas centrales nucleares. La misma música, pues, con idéntica letra, entonada por un representante destacado de “la tercera vía”: neoliberalismo ilimitado, con alguna casa de caridad anexa, para los sectores débiles y desfavorecidos, generoso Estado protector y de bienestar para las insaciables clases dominantes y dominadoras.

En la Unión Europea, la presidenta finlandesa de la Unión en 2006 decidió, según sus palabras, “romper el tabú” y proponer una discusión sobre el futuro de la energía nuclear en las próximas cumbres europeas. Existen actualmente diez centrales en construcción en Europa: una en Finlandia (7), otra en Rumanía, cuatro en Rusia, dos en Bulgaria y ¡dos más en Ucrania!, en el mismo lugar donde se produjo el accidente de Chernobyl cuando aún formaba parte de la Unión Soviética.

Las presiones de las grandes multinacionales del sector empiezan a tener sus efectos, especialmente en países emergentes que en su momento coquetearon con lo nuclear aunque posteriormente aparcaran el desarrollo del sector. Así, el gobierno de Lula ha decidido resucitar su programa tras 20 años de parón y poner en marcha el reactor Angra 3 (8), (inversión: 2.700 millones de euros, año estimado de funcionamiento: 2013, capacidad de producción: 3.000 megavatios), que se sumará a sus dos reactores de enriquecimiento de uranio en Angra 1 y Angra 2. Según el propio presidente, si fuera necesario se construirán en Brasil más centrales porque la nuclear es “una energía limpia y segura”. Parece que no siempre el presidente Lula está informado con suficiente detalle.

Desde foros nucleares, desde las grandes corporaciones, desde la misma presidencia del Foro de la Industria Nuclear Española, el señor Eduardo González Gómez ha señalado la necesidad de apoyar el uso de la energía nuclear sin dogmatismos y con realismo. Hay que discutir pragmáticamente –la palabra es usada con insistencia- cómo vamos a utilizar la energía nuclear, más que “insistir en el abandono de una tecnología que permite y permitirá ayudar a resolver los retos energéticos futuros”. Todas las fuentes serán necesarias, también la nuclear desde luego, que debe seguir siendo, en opinión del señor González, Gómez en este caso, una de las bases del sistema dado que su coste de 15 euros megavatiohora es cuatro veces inferior al precio marcado en el mercado diario, evitando la emisión de 45 millones de toneladas de CO2,, disminuyendo nuestra dependencia energética exterior y ahorrándonos en nuestra balanza comercial unos 3.000 millones de euros.

En síntesis: energía BLN, barata, limpia y nacional. Por ello, el representante del Foro Nuclear reclamaba la instalación, durante el período 2008-2020, de 15.000 megavatios (MW) de potencia en centrales nucleares en

A

Sera que a nadie le importa la noticia ??