Hace 17 años | Por Churba a llumquinonero.es
Publicado hace 17 años por Churba a llumquinonero.es

En una vieja bolsa cien veces remendada se guarda la memoria de un hombre. Su cuchara de alpaca, un trozo de pan negro y sus cartas desde la cárcel a sus hijos y a su mujer. Aquí está el testamento de Clemencio Girón; abuelo de Angeles Girón, que murió fusilado en noviembre de 1940, junto a una pared del cementerio de Cuenca. Esta es la última nota escrita en el reverso de un papel de envolver: Le deja el plato a su hijo Clemente, la petaca se la deja a Pepe y su pañuelo, al pequeño, Alberto, a quien él llamaba Caracol. Les pide que sean buenos