Para comprobar cómo han cambiado los tiempos, basta con echar un vistazo a los programas de debate televisados. Si uno vuelve a ver una emisión de La Clave, un espacio de hace treinta años, le invadirá una sensación de irrealidad. A toro pasado, al margen de la profundidad de los debates, entonces llamados coloquios, lo que más llama la atención es que, si La Clave se comparase con cualquier programa de discusión política actual, sería como situar en el mismo plano una misa en el Vaticano con una pelea de gallos en México.
Comentarios
100% de acuerdo. Me revuelvo cuando algunos se felicitan de que los debates políticos copen las noches del sabado en Telecinco y la Sexta. Yo les veo poca diferencia con los programas rosas, estos son más bien amarillos, que sustituyen. Contertulios irrespetuosos, que siempre tienen una opinión formada (ya sea sobre política fiscal o las rutas migratorias de las saigas), y unos "presentadores" con poca idea y el único interes de obtener audiencia. Me gusta escuchar a quien aporta datos y un analisis trabajado aunque no esté de acuerdo con el (por ejemplo Garton Ash). Los de los debates de la TV y, no olvidemos, de la radio, solo sirven para enrocar aun más a cada cual en sus posturas previas y no le aportan nada nuevo (a fin de cuentas algunos ya van con el argumentario del partido aprendido). Salvaría a Fort Apache y poco más.