La lógica que envuelve a los transgénicos ampara la concentración global de los medios de producción en las manos de intereses estatales y corporativos que a futuro quieren ser los que deciden a quién dar de comer y a quién no, asegurando de este modo una estratégica herramienta de poder basada en el dominio total de los estómagos de los seres humanos. Los transgénicos están directamente asociados a una nueva cara del capitalismo
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Triste, pero cierto...