La lista de la compra se reduce a cinco grandes empresas y a dos centrales de compra que ejercen la distribución de alimentos en el país. El precio de los productos aumenta mientras que el productor recibe cada vez menos dinero. “El diferencial entre el precio en origen de un producto (lo que la gran distribución paga al campesino) y el precio en destino (lo que se paga en el supermercado) es de un 400%, siendo esos grandes distribuidores quienes se llevan este beneficio”, recalca Esther Vivas.
Comentarios
Bueno, que la cosa no es así.
Ya ha quedado demostrado que cuando los productores y campesinos se ponen a vender directamente, lo hacen a precios incluso mayores que el supermercado, osea que no debe ser tan fácil eso de coger un producto, envasarlo, pasar los controles, llevarlo a destino, distribuirlo a las tiendas y venderlo.
Y si alguien tiene alguna duda, que mire esas páginas web que venden naranjas patatas o esas máquinas de leches, y verá que es mas caro que en el supermercado. Así que a no ser que estos también se quieran quedar ese 400%, me parece que algo de coste tiene que haber para poner un producto primario en nuestra mesa.