He donado dos veces, pero me dan mareos después. He tenido por esto alguna mala experiencia con el trato recibido por las enfermeras. La primera vez tuve que sentarme en el pasillo porque me estuve a punto de caer, la segunda avisé que me pasaría y pregunté si podía quedarme más tiempo tumbado en la camilla y me dijeron que sí, sin problema el tiempo que necesitara... pero había cola y estaba ocupando una de las camillas, así que al minuto de donar, aún mareado, la enfermera me invitó amablemente a irme fuera, que el aire fresco me vendría bien, qué maja...
A partir de entonces decidí no donar de manera regular. Eso sí, si para algo en concreto se necesita sangre, yo seré el primer donante de la cola, pero para pasarlo mal, pues no lo voy a convertir en costumbre.
Qué gambitero