Anterior a la fabada es, para mí, uno de los platos más antiguos de la gastronomía asturiana y aún más si recordamos, por ejemplo, el que llevaba castañas. Expertos en la materia me contaron que antaño, cuando la vida en el campo era mucho más dura y no había gochu (cerdo) en casa, la castaña era la que “ejercía” como alimento energético, a falta de carne.