La lectura de esa carta me ha provocado verdadero asco. Me preguntaba cómo es posible que un ser humano pueda alegrarse de provocar la muerte de alguien y encima presumir de ello... La única respuesta posible es que no se trata de un ser humano, más bien de una bestia. Realmente lamentable. Y lo más aterrador es que aún, con los tiempos que corren, puede haber gente que piense como este Manuel Luna...
Menuda panda de hipócritas tenemos en la Santa Madre Iglesia... Desde sus púlpitos arengan a la gente contra todo aquello que no les vaya al pelo y cuando los demás criticamos sus actuaciones (como los casos de pederastia que ahora nos ocupan) es "que somos muy malos con ellos y nos ensañamos". Si es que a veces me dan ganas de ir con antorchas y quemar a los curas, tal y como ellos mismos hicieron con Galileo Galilei y tantos otros...