#4 Ese es precisamente uno de los problemas de estos locales:
"Me preocupan en especial los jóvenes y los adolescentes. Entran dentro del segundo perfil, es decir, son clientes a los que no les importa el hecho de que la probabilidad esté en su contra, probablemente porque no saben hasta qué punto lo está. Para ellos las salas de juego son lugares relativamente baratos, donde a veces hay cerveza gratis o tirada de precio. En un contexto en el que no hay demasiadas alternativas de ocio sano y barato y en el que las Administraciones persiguen de forma activa el consumo de alcohol en la calle, los casinos son un lugar asequible donde reunirse con los amigos y pasar el rato. Si a ello sumamos los anuncios protagonizados por deportistas y famosos, tenemos una bomba.
Por supuesto, el potencial de adicción de esta clase de clientes es enorme. Se ha convertido casi en un lugar común decir que el juego en los 2010 y 2020 va a ser como la heroína en los ’80: un mecanismo para alienar, despolitizar y de paso joder la vida a toda una generación de jóvenes sin futuro. La verdad es que no me parece casual que el florecimiento de los narcopisos y de los casinos se haya dado a la vez y en los mismos barrios. Da escalofríos que la elección sea entre la tragaperras y la jeringuilla."
Los jóvenes de los barrios obreros lo tienen cada vez más jodido.
Los tercios los tienen a un pavo.