#6 Aunque el algoritmo no fuera transparente, aunque el algoritmo fuera incomprensible, sí podrían solicitarse medidas judiciales. Puede ser que no hubiera mala intención de Google, pero sí se podría diseñar un experimento para verificar si el algoritmo tiene como efecto un sesgo positivo hacia los sitios web monitorizados con Analytics. En tal caso, el regulador podría instar a Google a rediseñar ese algoritmo para que extinguiera esos sesgos. No sería una «práctica monopolista», ni supongo que sería sancionable con la regulación actual, pero sí sería una práctica que atentaría contra la libre y leal competencia y por tanto se podría actuar para obligar a Google a reformarla.
Lo que digo es desde la barra del bar... si en un caso como el que expongo, ocurre que no se puede obligar a la empresa a cambiar sus algoritmos, entonces hay que crear un marco regulatorio que lo permita: ¿tu algoritmo creado sin mala intención produce resultados nocivos y verificables? Entonces estás obligada a cambiar el algoritmo.
DEP. Me ha acompañado desde hace muchos años. Primero como consumidor ocasional y desde 1989 como suscriptor. Me gustaba leerla en papel, de alguna manera me obligaba a concentrarme más y creo que también lo disfrutaba más que leer en una pantalla. La revista evolucionó bastante... hace unos años redujo el formato de los artículos, creo que en general fue un acierto. También se quitaron de encima al traductor pedante. Este cambio hizo ganar a los textos en legibilidad, pero me privaron de esas traducciones de «Malla Máxima Mundial» para referirse a la web, o «célere» para decir «veloz». Deliciosas pedanterías por las que siento nostalgia. Y después vino el Covid, el final de la edición en papel... y ahora el cierre definitivo de la revista. Es como si se me hubiera ido un colega de toda la vida.