En una granja lechera, una crisis migratoria tarda solo ocho horas en estallar, según Beth Ford, directora ejecutiva de la empresa láctea Land O’Lakes. Ese es el tiempo que pasa antes de que miles de vacas necesiten ser ordeñadas si agentes de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) realizan una redada y detienen a los trabajadores. “Si no hay nadie, la vaca empieza a gotear leche”, explica Ford. “Después de 24 horas, entras de verdad en una crisis con el animal: puede desarrollar una infección”.
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