Ali Ibrahim cuenta cómo su casa ha quedado reducida a escombros debido a los ataques israelíes: "¿Qué habría pasado si me hubiera quedado a dormir esa noche? Sin duda, estaría muerto".Antes de que comenzara el genocidio, su vida en Jan Yunis era tranquila, trabajaba como ingeniero electrónico especializado en automóviles, vivía con su esposa y sus tres hijos -de 7, 5 y 3 años-, y disfrutaba de su barrio. Pero la ofensiva israelí lo cambió todo. Ahora, los bombardeos, el hambre y el desplazamiento constante forman parte de sus vidas.
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