Hace 7 meses | Por doctoragridulce a elespanol.com
Publicado hace 7 meses por doctoragridulce a elespanol.com

Eva había finalizado una relación de 10 años y al poco tiempo su pareja se casó con otra persona. Sara dejó un trabajo donde cobraba poco y le gritaban mucho y pasó meses sin encontrar un nuevo empleo. Ambas (sus nombres son ficticios) recibieron un diagnóstico de depresión y una solución: inhibidores específicos de la recaptación de la serotonina o ISRS, el tipo de antidepresivo más popular de las últimas décadas. Pero, ¿podía solucionar esto su condición?

Comentarios

C

El dinero no da la felicidad, pero ayuda en un 87,3%

V.V.V.

#1 El síndrome de la vida de mierda.
https://en.wikipedia.org/wiki/Shit_life_syndrome
Y no viene de la economía, sino de vivir en una sociedad donde las relaciones sociales y la interacción depende de si tienes o no pasta. En zonas pobres la gente no siempre tiene este síndrome, porque la gente se relaciona sin necesidad de dinero por medio.

Otra bondad de nuestro fabuloso sistema.

#FreeAssange

tdgwho

#1 Y como diría homer: "y eso lo sabe el 80% de la gente"

lol

Globo_chino

No son cosas contradictorias ni existe debate.

Son los mismos psiquiatras los que dicen que los anti-depresivos no son mágicos y su efectividad depende del entorno del paciente y de la terapia psicológica.

B

Yo creo que los neurotransmisores juegan un papel necesario, imprescindible (con independencia de que este papel sea o no también suficiente), porque, ante una misma pobreza, personas distintas, con neurotransmisores distintos, reaccionan de distintas maneras.

Así, unas personas, ante una determinada situación de pobreza, pueden llegar incluso al suicidio.

Mientras que otras personas consideran que la pobreza es tan estupenda que hasta defienden como un derecho el poder hacer nacer, y criar, también a sus propias proles en ella, a que sus proles también les agradezcan la pobreza tanto como esas personas la agradecen a sus padres.

Este segundo grupo de personas, las personas que consideran la pobreza estupenda para sí y para sus proles, podríamos decir que tienen los "neurotransmisores de la pobreza", o "neurotransmisores del proletariado", o "neurotransmisores del súbdito", porque un proletario con estos neurotransmisores es mucho más productivo y es el proletario que el capitalismo y la monarquía quieren, pues es un proletario al que la explotación fraudulenta le hace feliz. Y seguramente estos "neurotransmisores de la pobreza" o "neurotransmisores del proletariado" o "neurotransmisores del súbdito" también se transmitirán de padres a hijos por vía genética.

Y es que el libro de los gustos está en blanco, y la convivencia en una sociedad civilizada debe consistir en que sepamos respetarnos los unos a los otros las costumbres, culturas, derechos, preferencias económicas, criterios progenitores y principios éticos de cada cual, aunque puedan ser muy diferentes a los nuestros.