Publicado hace 2 años por me_joneo_pensando_en_ti a mundo.sputniknews.com

En su vasta investigación titulada ¿Quién pagó? La CIA y la Guerra Fría Cultural, Frances Stonor Saunders detalla cómo la CIA se comportó como el "Ministerio de Cultura de Estados Unidos", financiando a artistas y escritores de Norteamérica y Europa para dirigir e influenciar sus producciones artísticas y literarias. Como una verdadera OTAN Cultural se comportó dicha organización durante todo el siglo XX a juicio de James Petras, siempre con la intención de poner un freno a la expansión cultural de Rusia en el hemisferio occidental.

Comentarios

manbobi

#3 Exacto! Bueno, al hilo, para que haya una parte "cultural" los soldados de la propaganda deberían tener al menos una apariencia de cultos, o sus argumentos con ciertas formas para convencer de forma sutil. Sin embargo lo que llega a meneame son usuarios reciclados varias veces y cada iteración tiene formas más trolencias que el anterior... Aquí no está colando la "Otan Cultural". Será que no están a sueldo...

manbobi

¿Cómo es esa figura retórica que junta dos términos contrapuestos? Tipo inteligencia militar, otan cultural...

me_joneo_pensando_en_ti

El politólogo Carl Schmitt argumentaba que "construir un enemigo" no solo es necesario, sino vital para poder consolidar el poder nacional.
Schmitt reflexiona que "tener un enemigo político es esencial para la generación de significado y misión a nivel nacional". Solo de esta forma "una nación se convierte en un Estado total, es decir, cuando canaliza las 'energías vitales' de sus ciudadanos en apoyo de una agenda política. Una vez que una sociedad abraza plenamente esta agenda, necesariamente acepta y reproduce las percepciones dominantes del enemigo", explica.

Queda explícito el objetivo por el cual la élite militar y financiera de Estados Unidos ha creado sus enemigos para avanzar en sus estrategias de control global.

Ya fuese la guerra contra las drogas, contra el terrorismo, contra el comunismo, Washington ha necesitado emplear los recursos imaginacionales para obligar a sus ciudadanos a embarcarse en guerras que solo interesa a los poderosos grupos económicos de ese país.

Con la utilización de las series de televisión, de las películas, de las editoriales pagadas en diarios masivos, y ahora con el posicionamiento de etiquetas y medias verdades que viajan a la velocidad de un meme y de algoritmos que privilegian contenidos de derecha, Rusia resurge como un enemigo que amenaza la existencia misma del modo de estilo estadounidense.

Si Estados Unidos quiere llevar adelante su espíritu nacional, esto quiere decir expandirse hacia todas las regiones del mundo e imponer su modelo de vida y consumo, es necesario que las amenazas y esta violencia sea creíble y palpable, y para ello deben sembrar la semilla del estereotipo a estigmatizar el imaginario.

En su vasta investigación titulada ¿Quién pagó? La CIA y la Guerra Fría Cultural, Frances Stonor Saunders detalla cómo la CIA se comportó como el "Ministerio de Cultura de Estados Unidos", financiando a artistas y escritores de Norteamérica y Europa para dirigir e influenciar sus producciones artísticas y literarias.

Como una verdadera OTAN Cultural se comportó dicha organización durante todo el siglo XX a juicio de James Petras, siempre con la intención de poner un freno a la expansión cultural de Rusia en el hemisferio occidental.

Los artistas y escritores cooptados "tenían plena libertad para defender los valores culturales y políticos occidentales, atacar al totalitarismo estalinista y andaban con mucho cuidado cuando se trataba del racismo o el imperialismo de los Estados Unidos", comenta Petras.

La herencia de este proceder es expuesta por el activista político David Swanson, al explicar cómo el Pentágono y la CIA han convertido miles de películas de Hollywood en propaganda.

Swanson llama a estar muy atentos al lanzamiento este 14 de febrero de un documental titulado Teatros de Guerra: cómo el Pentágono y la CIA tomaron Hollywood, dónde los investigadores Tom Secker y Mathew Alford lograron recopilar cerca de 4.000 páginas de documentos desclasificados.

"Estos documentos demuestran por primera vez que el Gobierno de los EEUU ha trabajado tras bambalinas en más de 800 películas importantes y más de 1.000 títulos de televisión", comentan los investigadores.

Sin embargo, las revelaciones son más escabrosas y parecen darle la razón a Dicko Cisse, un experto en guerra psicológica de la novela Reyes y dinosaurios, cuando afirma "si quieres saber cuál será la próxima guerra, solo basta con ver la marquesina de los cines".


"Cuando un escritor o productor de Hollywood se acerca al Pentágono y solicita acceso a recursos militares para ayudar a hacer su película, debe enviar su guión a las oficinas de enlace de entretenimiento para que lo investiguen. En última instancia, el hombre con la última palabra es Phil Strub, jefe de enlace del Hollywood del Departamento de Defensa (DOD), que ha estado a la cabeza de este departamento anteriormente semisecreto que data de 1989. Si hay personajes, acciones o diálogos que el Departamento de Defensa no aprueba, entonces el realizador tiene que hacer cambios para adaptarse a las demandas de los militares. Si se niegan, el Pentágono empaca sus juguetes y se va a casa. Para obtener una cooperación total, los productores tienen que firmar contratos, llamados Acuerdos de Asistencia de Producción, que los encierran en el uso de una versión del guión aprobada por militares", detallan Secker y Alford.

D

Ridiculo SPAM del gobierno fascista de Rusia.