Cuando murió, hace casi 43 años, el generalísimo Francisco Franco tenía a su lado la mano momificada de una monja. La monja —escritora y fundadora de conventos, mística exaltada— había muerto en 1582. Se llamaba Teresa Sánchez de Cepeda y Ahumada; después se bautizó como Teresa de Jesús, y así siguieron llamándola cuando la declararon santa. En estos cuatro siglos su mano incorrupta y adorada soportó variadas peripecias; ninguna tan dura como su requisa por los republicanos durante la Guerra Civil española
Comentarios
Ninguna tan dura como lo que haría Franco con ella hasta su muerte.
Fotografía en exclusiva:
Franco por la mañana tarde y noche...
Seguimos con los botes de humo..
#3 ¿Bote de humo? Pregúntaselo a todas las familias con alguien enterrado en una cuneta. A los fach os da mucha rabia "desenterrar la historia".
" ninguna tan dura como su requisa por los republicanos durante la Guerra Civi"
Yo he entrado para saber el trajín tan duro que recibió de los republicanos y no dice nada
#1 Es el nytimes, periódico reaccionario, qué esperas de ese panfleto.
Hay que aclarar que la Paca ya estaba muy mayor para hacerse PAJAS, usaba la mano solo para rascarse allí adonde no llegaba con la suya propia.