Se trata de personas que llevaban nombres de perros, zorros o lobos. Según algunos, en su origen tales nombres podían ser totémicos, es decir: daban nombre a un grupo de descendientes de un antepasado mítico. Pero en el mundo cristiano eran recogidos por el “poder evocador” de su propia simbología.
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Samantha fox...
Franco, el perro de Torrente