Escuchar música a todo volumen, obsesionarse con una canción, descolgar altavoces por las terrazas para vengarse de los vecinos o cantar una estrofa inapropiada en un momento inoportuno pueden ser situaciones mucho más peligrosas de lo que a primera vista pareciera. Diez situaciones en las que la música y la visita a prisión están directamente relacionadas.