Hace 13 años | Por komitas a elpais.com
Publicado hace 13 años por komitas a elpais.com

El proyecto bajo el título Morar carioca, que llevarán a cabo 40 arquitectos ya escogidos entre las 86 propuestas inscritas por un concurso del Instituto de Arquitectos de Brasil (IAB), va a cambiar definitivamente la cara, desde ahora y hasta 2020, de 215 de las favelas más emblemáticas y características de la ciudad. Con un presupuesto de 8.000 millones de reales (unos 3.600 millones de euros), las 215 favelas escogidas serán distribuidas en 40 grupos.

Comentarios

D

Mientras no estén pegando a las fachadas dibujos de casas en cartón piedra me parece fenomenal, me alegro de que la celebración de los juegos olímpicos este sirviendo para algo.

MycroftHolmes

Me parece que va a acabar tal que así:

LadyMarian

Me suena al programa de "la cadena triste" de "Esta casa era una ruina", en la que recolocan hasta lo increible una casa en la que vive alguna familia con bastantes carencias económicas.
Al final, la familia sigue con las mismas carencias (o más), pero la casa queda ideal de la megamuerte, con televisiones de 42" y jakuzzi

Franekr

como se ponen de acuerdo 40 arquitectos... no se.... se dividen el trabajo en areas, o cuentan con unas bases a seguir, y a partir de ahi a desarrollar ideas, tienen un ider? complicado proyecto... yo no usaria tantos jefes, sino indios....

Florida_man

Aunque la mona se vista de seda...

D

Pues imagino que las tendrán que rehacer enteras. Yo me he internado en un par de ellas y puedo asegurar que las favelas de Río son el infierno de cualquier arquitecto: montones abigarrados de casas artesanas literalmente montadas unas sobre otras, calles que son tortuosas pendientes que siguen la línea de la montaña u hondonada en que reposa la favela, improvisados postes y tubos con cientos de intrazables conexiones de las cuales se consiguen (a menudo clandestinamente) agua, luz, gas, etc.

No veo forma de reformar y mejorar eso que no sea recontruyendo enteras las comunidades favelarias para hacerlas más racionales.

Y me gusta la idea, francamente. Siempre que se conserven los derechos de propiedad que Lula da Silva concedió a sus moradores.