Del tratante o mercader que proveía a los vecinos de víveres básicos en recónditos parajes de la antigüedad, hemos ido evolucionando al hipermercado de gran superficie abierto 24h a tan sólo un clic de distancia, donde encontramos infinidad de productos: Interesantes, superfluos, soporíferos, temerarios o directamente inconvenientes para un cliente específico. El banco que siga buscando clientes para venderles el producto propio como técnica para incrementar su volumen de negocio, a medio plazo no tiene futuro.
Comentarios
#0 Spam con usuarios fantasmas cazado
Os importa más la forma que el fondo.
¡Cuánta incultura tribal! Menéame se hunde por sí sólo.