Llegaron con el siglo XIX, la industrialización y la maquinización de la sociedad, y con ellas un nuevo realismo. La Revolución llegó arrastrando tras de sí el bagaje metafísico y moral del antiguo régimen para ponerlo patas arriba (...) La literatura gótica y de terror es un perfecto exponente de esta reacción. Contra los tecnócratas; fantasmas y monstruos horrendos.