Hace 14 años | Por --93014-- a diagonalperiodico.net
Publicado hace 14 años por --93014-- a diagonalperiodico.net

Hartos de padecer todo tipo de agresiones, en marzo de 1997, los campesinos de San José de Apartadó se constituyeron en comunidad de paz, un mecanismo de resistencia civil que implica no admitir en su territorio a ningún grupo armado y el compromiso de sus 1.220 habitantes de no colaborar con ninguno de ellos. La guerrilla empezó a dejar de hostigarles, pero militares y paramilitares consideraron su neutralidad como complicidad con la insurgencia. El último crimen se produjo el pasado 9 de febrero: dos paramilitares mataron a Fabio Manco.

Comentarios

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Esto es lo triste, cuando ves que los métodos pacíficos son reprimidos. Sin embargo, creo que es la paz es el único camino y hay que seguir intentándolo.

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El presidente Álvaro Uribe afirmó: “En esta comunidad hay gente buena, pero algunos de sus líderes, patrocinadores y defensores están seriamente señalados por personas que han residido allí, de auxiliar a las FARC y de querer utilizar a la comunidad para proteger a esta organización terrorista”. Poco después se adoptó como versión oficial la declaración de un presunto desertor de las FARC, que manifestó que la matanza fue una venganza de la guerrilla porque dos de los asesinados querían abandonar sus filas. Sin embargo, cinco años después, varios oficiales y paramilitares confesaron que la masacre se cometió en el transcurso de una operación conjunta, supervisada por el general Mario Montoya, ex comandante del ejército destituido en 2008 al descubrirse los primeros casos de civiles asesinados por soldados para hacerlos pasar por guerrilleros. Ahora, Montoya es embajador de Colombia en la República Dominicana.

Aquel 21 de febrero, un grupo de paramilitares asesinó a Guerra, a su compañera –Bellanira Areiza, de 17 años– y a su hijo Deiner Andrés Guerra, de 11. Al mismo tiempo, otro escuadrón integrado por paramilitares y militares mató a Alfonso Bolívar Tuberquia, Sandra Milena Muñoz y Alejandro Pérez. Un capitán ordenó degollar a Natalia Andrea Tuberquia, de seis años, y Santiago Tuberquia, de dos.

Un paramilitar declaró que el oficial no tuvo misericordia, pese a que éste le propuso hacerse cargo de los niños. El capitán dijo que “no lo podía aceptar porque la niña estaba grandecita y se daba cuenta de lo que estaba pasando”, recuerda el paramilitar.

Menos mal que el PsoE no para de criticar la falta en democracia de Colombia y el PP le exige continuamente que rompa relaciones diplomáticas con dicho país...

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Y USA apoyando a estos matones...

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#3 En esta noticia se entrevista a miembros de la comunidad San José de Apartadó y se cuenta la historia de la comunidad. Creo que da una visión histórica de dicha comunidad de la que carecen las 2 que citas.

Aunque son un buen complemento para esta noticia, eso sí