Según explica Sally Hopewell, directora del estudio, "este sesgo de publicación tiene importantes implicaciones para la atención sanitaria. A menos que se publiquen los descubrimientos positivos y negativos de los ensayos clínicos es imposible realizar una evaluación justa sobre la seguridad y eficacia de un fármaco". Los resultados de uno de los cinco estudios incluidos en la revisión indicaban que los investigadores, y no los editores, eran los responsables de esta situación. Relacionada: Sesgo en la información médica de EEUU
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Luego nos sorprenderemos cuando una substancia activa no responda a los resultado publicados.