Los diputados, como buenos españoles, nunca han sido ajenos a la costumbre de pintarrajear en los baños públicos, auténticos imanes para el ingenio y la chispa hispana. Y ha sido así desde los albores de esta ilustre institución, una historia que arranca con el reinado de Isabel II -“La reina me pone palote”- y continúa con la monarquía constitucional de Amadeo de Saboya -“El de Saboya me come la polla”- y la Primera República -“Estanislao Figueras tócame las peras”..
Comentarios
Una lástima que los baños no sean encima de los escaños de los políticos para poder hacer EJEM
Nada. Mejor no digo nada