Publicado hace 16 años por ignasiotoledo a ahorcadosgiordano.blogspot.com

Cami apretó mi mano. Aquella enorme cortina metálica de la tienda le había caído sobre el hombro, tirándola hacía afuera. Su bracito por debajo de la cortina era lo único que nos unía. En el piso, apretándole los dedos, la alenté. —No tengas miedo, amor —le dije—, papi está acá. Las empleadas escaparon por la puerta trasera a los gritos, pidiendo ayuda. Camila detuvo el llanto.

Comentarios

Borg

Otro que ese ha creído que esto es para comentar blogs interesantes [/ironic]