La urgencia y necesidad de estar enterado “al minuto” de este tipo de fenómenos parece ser una condición indispensable de lo que debería ser un ciudadano informado. Por algo vivimos en la sociedad de la información y por algo hemos convertido la noticia en uno más de los artículos de consumo: los diarios terminan en los contenedores azules de la misma manera que reciclamos los sucesos o las noticias que albergan: nadie se baña dos veces en el río de la información.