Que sí, que todos estamos de acuerdo en que hay que racionalizar de algún modo la administración, y más todavía en que es necesario desmontar estructuras duplicadas o disfuncionales. Pero qué curioso: nadie habla de suprimir el Senado, que seguimos sin saber para qué sirve, ni de aclararse de una santa vez sobre cuáles son las competencias de las diputaciones provinciales y cuales las de las Comunidades autónomas.