Una guerra de viñetas. Eso es lo que más de uno reclamó como solución definitiva e imposible cuando volvieron a reproducirse los disturbios, ataques y amenazas por aquella película que no era película. Un idílico y casi infantil deseo para terminar con la tensión que se presenta en ciclos y que, en muchas ocasiones, parece que se desencadena provocada por grupos concretos. Además son “incendios” con mucho ruido mediático que aparecen cada vez con más frecuencia. Y siempre con la religión de por medio. Siempre, aparentemente, por lo mismo.
Comentarios
Cuando evolucionemos, todas las guerras serán así...
¡Un terrorista barbudo! Lo siento, no me había fijado en su sombrero.
Muy buena