Sólo a los japoneses se les puede ocurrir hacer un aparato que imite la sensación de hacerse crujir los nudillos, no sé si con el objeto de desestresarse o simplemente para hacerse los flipados, pero el simple concepto ya tiene tela. Unos tres euros es lo que cuesta hacerse con uno de estos Yubipoki, que así es como se llaman.
Comentarios
¿Como he podido vivir tantos años sin el? ¬_¬
La musica del anuncio es imprescindible.
Qué raros son los japos, no me jodas...
A mi no me hace falta. Soy un hombre crujiente.
Bueno, ya inventaron uno para imitar el sonido del plástico de burbujas que me parece que da menos grima que este.
que dentera.
Vaya mierda,a mi me crujen los nudillos,las muñecas, los codos,las rodillas,la espalda, el cuello,los tobillos,... espera, me cruje todo