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Ambición o felicidad

Ambición o felicidad

Huelga explicarle también a la gente qué es el capitalismo desde lo emocional, mucho más allá de conceptos económicos. El capitalismo no tiene otro objetivo que convertir al hombre en un competidor para poder confundir dos términos que, en mi opinión, son casi antagónicos: ambición y felicidad.

El humanismo aspira a que necesitemos al otro para crecer. El capitalismo afirma que el otro es solo un sujeto al que debemos superar.

Tener más seguidores. Ganar más que fulano. Ocupar el puesto más alto. Comprar el coche más caro. La ambición ha sustituido a la felicidad como objetivo esencial de la humanidad. Eso es el capitalismo. Y esa necesidad del otro solo para superarlo, para vencerlo, es algo que está presente en la política de este país. Y cada vez más. Las tertulias en los 80 eran un impulso al conocimiento personal. Las tertulias, hoy, son dos bandos en competición. La solidaridad ha pasado de ser un rasgo social estatal a un valor comercial que ayuda a empresas a mejorar su reputación.

La izquierda está derrotada porque ya ha asumido las reglas del juego del capitalismo, porque ya ha aceptado ese papel del otro como sujeto con el que competir.

Durante la Segunda República se produjeron 12 huelgas del funcionariado administrativo. Funcionariado, señores. Huelgas que fueron secundadas por carteros, obreros de la metalurgia o costureras. Personas con sueldos miserables, apoyando a personas con sueldos medios para que pudiesen cobrar lo que debían cobrar. Luchando, llana y sencillamente, por lo que era justo. El otro no era una persona a la que superar, era alguien al que poder ayudar.

Pensar en algo así, hoy en día, sería imposible. Personas con sueldos miserables prefieren denostar las luchas honestas de personas que cobran más que ellos, que luchar por tener un sueldo propio digno. Esa es la prueba irrefutable de que el capitalismo ha ganado la batalla y el relato cultural y social.

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Los peligros de la palabra "ser"(I): la metafísica como sustantivación de lo material . Pitagóricos

Los peligros de la palabra "ser"(I): la metafísica como sustantivación de lo material . Pitagóricos

Aún es fácil encontrarnos con definiciones que presentan a la metafísica como una serie de propuestas que dividen el ámbito de lo que es y de lo que existe en dos planos separados: por un lado el mundo físico, al cual tenemos acceso sensorial y donde nos desarrollamos, y por otro lado el mundo metafísico, al cual no tenemos acceso sensorial, pero que sin embargo y de alguna manera, no siempre muy bien explicada, podemos acceder intelectualmente a través de algo así como una especie de razón abstracta. Dos especies de “mundos” diferentes, se suele presentar el nuestro como material y mutable, mientras al metafísico como inmutable, en ocasiones espiritual, pero al que siempre se les quiere buscar alguna conexión en la que el metafísico ordenaría al físico.

No es raro así ver revisiones en la historia del pensamiento que colocan en el pitagorismo el momento en el que metafísicos y materialistas se dividen en dos ramas filosóficas que a partir de ese momento serían enfrentadas. Si tiene el lector un ratillo, vea este vídeo, es un perfecto ejemplo de todo esto.

Más allá de discusiones sobre en qué momento histórico nace esta división, si la metafísica ya apareció con anterioridad al pitagorismo, o si es correcto y no un simplismo explicar la metafísica como un mundo separado del nuestro, diremos que es cierto que la propuesta materialista siempre se opuso a aceptar a la metafísica como algo separado de la materia. Al fin y al cabo, si se defiende que la substancia de todo es la materia, no se puede conceder esa propiedad a un mundo metafísico ajeno a esta. Es cierto, el materialismo siempre ha mirado a cualquier propuesta metafísica alejada de la materia con el ceño fruncido (incluso en ocasiones, cuando sin ser consciente, también su propuesta materialista era metafísica).

Es objeto así de este artículo dar a entender, desde una perspectiva materialista y utilizando como ejemplo la revisión de la metafísica pitagórica, como esta idea de metafísica no es algo ajeno a las operaciones materiales ni una realidad paralela a nuestro mundo de la que por alguna razón seamos capaces de conectar intelectualmente.    

Metafísica como sustantivación de lo material: el ejemplo pitagórico.

Uno de los mayores retos a los que nos enfrentamos a la hora de abordar la historia del pensamiento es integrar a nuestra concepción actual, como individuos contemporáneos que estudiamos desde lejos otras épocas, el sistema mental del sujeto histórico. Este problema, bien conocido, supone un quebradero de cabeza no pocas veces frustrante. Las concepciones que a lo largo de la historia las diferentes sociedades tuvieron y tienen sobre la realidad ontológica, el tiempo y el espacio, la estética, la política, que decir de la moral y la ética, llegan a ser a veces tan sorprendentes y diferentes a las actuales, que resulta realmente complicado adaptarlas a nuestro entendimiento actual, individuos y sociedades que también nos desarrollamos en otro momento histórico concreto. De aquí es fácil entender el riesgo que siempre existe cuando hacemos afirmaciones sobre qué o cómo comprendían los antiguos la realidad o sus propias acciones: nuestro entendimiento del mundo (concepto ya de por sí oscuro eso de “mundo”) surge en un proceso históricamente concreto, que define nuestra concepción general y las leyes que lo rigen, condicionando también con ello las propias relaciones, tanto sociales como con el resto de la realidad externa. 

En este sentido, resulta hoy complicado llegar a comprender en toda su extensión eso de que para los antiguos griegos, en especial los presocráticos, la existencia de algunos conceptos, para nosotros ahora ideas abstractas, requerían de una extensión espacial: la creencia de que el “ser” era sensible era casi un axioma, no existiendo así aún una clara distinción entre lo corpóreo y lo incorpóreo, y por tanto entre “materia y forma” y entre “materia y espíritu”. Hasta algunas de las ideas aparentemente más abstractas, incluso emociones, eran entendidas y en ocasiones definidas como seres con longitud y con anchura, es decir, como cuerpos con dimensiones espaciales (véase como ejemplo de esto las concepciones cuasi materiales del “amor y discordia” de Empédocles o la “Noûs” de Anaxágoras). No encontramos así hasta Platón, ya en el S. V a.C. , y en especial después con Aristóteles, los primeros autores que trataron de forma explícita y consciente la posibilidad de existencia de seres sin extensión espacial.

Pudiera ser que a alguno de los lectores, incluso interesado en el pensamiento antiguo griego, esto le sorprenda. No siempre resulta sencillo encontrar alusiones o advertencias a este “antiguo entender”, y aquí debemos reconocer que, en un afán divulgativo, se nos suelen presentar esas propuestas conceptuales griegas bajo el velo y la forma actual que ahora entendemos: algo así como una representación mental e inmaterial de un objeto, hecho, cualidad, situación, etc. Se recoge ese “antiguo entender” en su forma original y se transmuta a nuestra concepción contemporánea. Como apuntábamos más arriba, si ya resulta un reto ser capaces de transmitir al interesado en la historia del pensamiento las diferentes propuestas filosóficas de los antiguos, muchas de ellas de una oscuridad no pequeña, más aún será tener que presentarlas y entenderlas bajo concepciones tan alejadas ya para nosotros. 

Pitagorismo: el número como constitutivo de la realidad.

“(...) los pitagóricos, para quienes el límite es masculino y lo ilimitado femenino, concibieron que el límite puso en lo ilimitado una semilla, en torno a la cual se fue configurando el universo. Tal semilla inhaló de lo ilimitado circundante, y como consecuencia de ello, penetró también el vacío en el universo que se iba construyendo. A partir del vacío, lo pitagóricos pueden explicar la existencia de unidades discretas, ya que es el vacío lo que actúa de límite entre ellas.” (Alberto Bernabé, “Fragmentos Presócraticos”, 1988). 

La escuela pitagórica aparece en el S. VI a.C., con su epicentro originario en Crotona (Grecia Magna). Movimiento neopagano, religioso y místico, en un principio asociado a comunidades mercantiles de artesanos, las doctrinas atribuidas a Pitágoras (junto con las órficas) tuvieron un gran impacto, en especial la doctrina de la “transmigración de las almas” y de la “reencarnación en otros seres vivos”, la metempsicosis.

Sin embargo, podemos decir que lo que ha pasado en primer plano al recuerdo histórico es la contribución filosófica y científica de esta escuela, en especial lo relacionado a las matemáticas y la astronomía, si bien es importante destacar que en un principio las motivaciones del estudio de estas fueron siempre religiosas. Filosofía, ciencia, matemáticas y religión son aspectos indisociables que se integran en el misticismo pitagórico. Así escribe Aristóteles sobre los pitagóricos:

“Los pitagóricos fueron los primeros que se dedicaron a las matemáticas y que las hicieron avanzar, y nutridos por ellas, creyeron que los principios de éstas serían los principios de todas las cosas que son. Puesto que en las matemáticas los números son por propia naturaleza los principios primeros; precisamente en los números ellos pensaban ver, más que en el fuego, en la tierra y en el agua, muchas semejanzas con las cosas que son y que se generan. [...] además, porque veían que las notas y los acordes musicales consistían en números; y finalmente porque todas las demás cosas, en toda la realidad, les parecían estar hechas a imagen de los números y que los números fuesen lo primero en toda la realidad; pensaron que los elementos del número fuesen los elementos de todas las cosas y que todo el universo fuese armonía y número.” (Aristóteles, Metafísica, Libro I, Capítulo V)

El pitagorismo propondría una versión menos mitológica y más racional del origen de la realidad que la existente hasta entonces en la Antigua Grecia (curiosamente más racional a través de cambiar lo mítico por lo místico). Así se suele presentar que fue en especial a partir del estudio de los sonidos y su posibilidad de traducción a relaciones numéricas - la religión pitagórica prestaban una especial atención a la música como medio de purificación y catarsis - como los pitagóricos llegaron a ser conscientes de la existencia en la realidad de una regularidad matemática. Tal descubrimiento de relaciones matemáticas regulares en fenómenos reales debió producir una extraordinaria impresión en los pitagóricos, hasta el punto de encontrar en el número el arché griego, el principio y raíz común de la realidad.

El pitagorismo, a través del número, creará su visión cosmológica (ordenada) del mundo, y la relación dialéctica en este entre armonía y caos, representada en la “tabla de los opuestos pitagóricos” (teoría del cosmos enantiológico de los pitagóricos):

La mónada antigua, la unidad, el “uno”, lo “limitado”, se convertiría así en el principio de todo lo conocido. Para la aritmética pitagórica (que en un comienzo solo conocía los números racionales) todo parte del “uno”, el primer número, y de aquí se llega a la idea de que la unidad sea el principio común. De que la realidad nos muestra que existen relaciones entre cosas diferentes que son susceptibles de expresarse mediante una proporción numérica, el pitagórico infiere que los mismos principios que gobiernan a las matemáticas deben gobernar el orden del cosmos, y puesto que los números son el fundamento de las matemáticas, también deberá así ser las relaciones entre números el principio de todo. Las cosas están formadas por una multiplicidad de unidades, a modo de puntos geométricos, todas ellas iguales entre sí, imperceptibles por los sentidos. Así pues, las propiedades intrínsecas de una cosa dependen de la cantidad y proporción numérica que la compone y de su disposición geométrica: así por ejemplo la justicia, la inteligencia o la oportunidad estarían definidos por una combinación determinada de unidades. Más adelante Leucipo y Demócrito con su teoría atomista, ya en el S. V y IV a.C., dos pensadores de tradición pitagórica, darán nueva forma duradera a esa teoría, al sustituir el concepto de unidad/punto por el de átomo indivisible.

Nos encontramos aquí con una de esas concepciones cuasi-materiales de las que hablábamos en la introducción y que merece mayor detalle: los primeros pitagóricos no disponían de un sistema simple de notación numérica, por lo que se veían obligados a utilizar, a modo de expresión, un sistema similar al nuestro que vemos en el dominó o los dados. Para representar cualquier número, los primeros pitagóricos solo podían hacerlo bajo la evidencia material y operatoria. Así, por ejemplo, debían representar el número 10 mediante diez puntos o alfas, en ocasiones piedrecillas en la arena, ordenados de una forma determinada, un triángulo equilátero (el famoso y místico “Tetractýs de la Década”). Para representar el número diez aún lo hacían bajo la evidencia física de diez unidades. 

Aquí lo importante es entender como en la mente de los primeros pitagóricos existe una identificación entre el número y la materia. Como representaban las figuras geométricas por la suma de puntos o alfas, creyeron que los números debían tener una longitud espacial, confundiendo unidades matemáticas con unidades extensas. Se aúna así en el pitagorismo la materia, el número y la forma. El número es el principio de los seres bajo el punto de vista de la materia, así como es la causa de sus modificaciones y de sus estados diversos.  

De lo material a lo metafísico: el gnomon como ejemplo.

Recurriremos de nuevo a Aristóteles, que nos daría una pista de como es a partir de las operaciones materiales que los pitagóricos llegarían a su metafísica, explicándonos brevemente como razonaban la relación entre sus dos primigenios y principales opuestos, “par e impar” con lo “limitado e ilimitado”. Leemos así:

Además los pitagóricos identifican lo infinito con lo par (pues, de éste, cuando está incluido y limitado por lo par les viene a las cosas la infinitud). Una muestra de ello es lo que acontece con los gnómones en torno a la uno y fuera de lo uno, la figura que resulta en una de las construcciones es siempre diferente y en la otra es siempre la misma. (Aristóteles, Física IV).

Desarrollemos a continuación esta frase de Aristóteles: El “gnomon” era la escuadra utilizada por los carpinteros para medir los ángulos rectos, si bien en lo referente a la geometría se entiende hoy en día como cualquier figura que, añadida a otra figura original, produce una figura semejante en forma a esa original pero mayor en tamaño (y por tanto también cualquier figura que, restándose a otra de mayor tamaño, produce una figura semejante a esa original pero menor en tamaño). Según el propio Aristóteles, los mismos pitagóricos encontrarían en el gnomon la relación entre sus dos originales opuestos, “par e impar” y “limitado e ilimitado” (así leemos “Una muestra de ello es lo que acontece con los gnómones en torno a la uno y fuera de lo uno (...)”.

Par / impar: En las imágenes de más arriba podemos ver dos ejemplos de desarrollo de gnomones. En la Fig. 1, los gnomones están colocados en torno al número 1 (impar), mientras en la Fig. 2 aparecen a partir del Nº 2 (par). Cualquiera de las dos figuras podría extenderse hasta el infinito añadiendo más gnomones. Así, para el caso de la Fig. 1 (que parte del 1, impar) vemos en la imagen que los gnomones siempre darán números impares (3, 5, 9...), mientras que para la Fig. 2 (que parte del 2, par) vemos que los gnomones siempre darán números pares (4, 6, 8...). La diferencia es clara: mientras para la Fig. 1, curso de gnomones impar, con cada adición se conserva la misma forma cuadrada (al mantener la razón 1:1), la Fig. 2, curso de gnomones pares, cambia con cada adición, ya que el tamaño de su longitud y altura no es la misma, dando lugar a una figura oblonga (recordar que en la tabla de los opuestos pitagóricos el cuadrado, debajo de lo impar, se encuentra opuesto a lo oblongo, que estaría debajo de lo par).*

Limitado / ilimitado: Los pitagóricos también encontrarían en el curso de estos gnomones sus opuestos “limitado e ilimitado”. Si nos fijamos en la flecha de la Fig. 1 (curso impar) veremos como el gnomon no permite la división en mitades, al existir interposición de la unidad (la flecha “topa” con el primer punto). Nótese como los pitagóricos entendían los números como formas con extensión. En la Fig. 2 (pares) la división en mitades se prolonga indefinidamente. Encontrarían así en los desarrollos de números impares lo indivisible (limitado) y en los números pares lo divisible (ilimitado).

Pues bien, según Aristóteles (también encontramos otras referencias en a esto mismo con Simplicio de Cilicia) es a partir de figuraciones de este tipo como los pitagóricos llegaron a crear las relaciones de “impar – limitado” y "par – ilimitado”. La Fig. 1 representa lo impar, se mantiene uniforme e indivisible (limitado), mientras que la Fig. 2, representante de lo par, varía indefinidamente y es divisible (es ilimitada). Lo par es ilimitado, porque se puede dividir, a diferencia de lo impar, en dónde la unidad impide esta división. Así leemos en Aristóteles “(...) la figura que resulta en una de las construcciones es siempre diferente y en la otra es siempre la misma”. 

Los pitagóricos deducen que si el número es la sustancia de las cosas, todas las oposiciones de las cosas son, por definición, oposiciones entre números. Se intuye aquí un intento de reduccionismo y fusión entre la doctrina numérica, propia del desarrollo científico de los pitagóricos, con la teoría de los opuestos, que vendría como tradición por influencia del zoroastrismo y su dualismo. En definitiva, para el pitagorismo la estructura matemática del cosmos es una estructura enantiológica, al ser las oposiciones las que configuran los propios conceptos matemáticos. Es aquí donde encontramos la metafísica pitagórica: la unidad, en tanto principio de los números, debe ser absoluta, con existencia propia, ya que a su vez son las números el principio de las cosas.

De lo material a lo metafísico: el proceso de sustantivación.

“La verdad del teorema de Pitágoras no sería la adecuación de los triángulos rectángulos empíricos con supuestos triángulos ideales en la mente de los geómetras; sino la identidad misma entre la suma de las áreas de los cuadrados de los catetos y el área del cuadrado de la hipotenusa.” (Gustavo Bueno, “Teoría del Cierre Categorial”, 1992)

La elevación a nivel de metafísica de ciertas propiedades supuestas a los números a partir de operaciones materiales, incluso la idea de la unidad como naturaleza absoluta, nos sirve de perfecto ejemplo para mostrar el proceso de sustantivación que solemos encontrar en mucho de lo que se viene a categorizar como “metafísica”.

El proceso de sustantivación, en ocasiones llamado hipóstasis, es un fenómeno bien estudiado por el materialismo. Una definición en lo que refiere a este artículo sería el paso mediante el cual se eleva a objeto con existencia independiente (a rango de substancia) lo que en realidad constituye solo una propiedad o una relación. En una acepción más amplia, en ocasiones refiere a una concesión de existencia independiente para conceptos abstractos. No es por tanto de extrañar la atención a tal fenómeno por parte de la tradición materialista, en su continua labor de desgranar el origen material de propuestas idealistas. (Y aunque aquí el que ahora les escribe no es mucho de enlazar a vídeos, en esta ocasión les va a recomendar este breve vídeo si quieren ampliar algo en el concepto de hipóstasis).

El ejemplo para el caso pitagórico es claro: a partir de ciertas operaciones materiales con los números geométricos, y de las relaciones y propiedades que de estas operaciones se descubren, el pitagórico sustantiva en el número el constitutivo de la realidad. El número como substancia del mundo es la hipóstasis del orden mensurable de los fenómenos materiales. Pareciera que el pitagórico invierte el orden: le inserta substancia al número y lo convierte en el modelo originario de las cosas cuando, al contrario, son las relaciones y propiedades existentes entre las cosas las que producen la idea de número.

Vemos así como la metafísica pitagórica, diremos ahora que como muchas otras ideas metafísicas, no aparece como algo que viniera de alguna especie de pensamiento capaz de conectar intelectualmente con un mundo o cualquier otro ente diferente a nuestra realidad, y por supuesto menos aún es la substancia u ordenación de nuestro mundo físico, sino que se presenta más bien como una sustantivación de las relaciones materiales. Es a partir de las relaciones y propiedades de la materia como se crean en nuestra mente las ideas, que en ocasiones sustantivamos, a veces como error, otras veces por una exigencia práctica y necesaria y sin lo que sería difícil entendernos, incluso llegando a convertirlas en ocasiones en “ideas fuerza”.

Nota final.

Acaso si el lector no lo hubiera hecho antes, le invito a que reserve algunos momentos de vez en cuando a reflexionar sobre esto del proceso de hipóstasis y su posibilidad de existencia en otras propuestas que se presentan como metafísicas. Piense, por ejemplo, en todo este nuevo nihilismo cuántico que se sirve a veces de la termodinámica, tan en boga hoy en día y que tanto recuerda al pitagorismo. En todo ese idealismo alemán de figuras como Hegel, Fichte o Schelling, que aún sigue resonando con fuerza en nuestro entendimiento del presente. Y más allá de corrientes filosóficas, a como en ocasiones tratamos algunas “ideas fuerza” tan de uso diario y que tanto suenan hoy en día como las de libertad, ciudadanía, igualdad o derechos. A eslogan como ese de “el dinero es deuda”, que seguro en ocasiones habrán leído. A la idea de emergentismo, o a eso del Método Científico con mayúsculas...

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* Algunos estudiosos del pitagorismo proponen que si estos tomaron a la unidad como síntesis de lo par/impar era debido a que desconocían aún el cero, ya que el conocimiento de este hubiera hecho posible compensar el sistema numérico por dos canales (0, 1), y no por uno solo. Otros autores, sin embargo, indican que posiblemente la idea de vacío, que sí conocían ya los pitagóricos, funcionaba como cero.

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MALEMÁTICAS XXV: los números grandes nublan a Antena 3

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Abascal señala, la extrema derecha ejecuta

Abascal señala, la extrema derecha ejecuta

Hace tan solo un par de semanas, Santiago Abascal amenazó al programa "Malas Lenguas" de RTVE tras una pregunta de la reportera Esther Yáñez. twitter.com/MalasLenguasLa2/status/1938606451703919002

Hoy, esa misma periodista está siendo acosada por la extrema derecha mientras intenta informar desde Torre Pacheco:

twitter.com/riojaberon/status/1945184929232359913

twitter.com/remerikos/status/1945184409612652632

twitter.com/_Juan__A/status/1945193620455190821

twitter.com/SER_Murcia/status/1945185056785371278

Le lanzan agua, la rodean, la hostigan y la obligan a alejarse mientras la persiguen al grito de "zorra", "cerda", "asquerosa", "fuera de aquí"... a coro con "Pedro Sánchez, hijo de puta".

Policía Nacional y Guardia Civil escoltaban a Vito Quiles:

twitter.com/La_SER/status/1945189048437350730

Así, con todo.

Unos señalan.

Otros hacen su parte.

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Continuará... 16

Esta parte del "relato corto" (muchas comillas) viene de aquí y en este orden, primero aquí:

www.meneame.net/m/relatocorto/continuara-7

Después aquí:

www.meneame.net/m/relatocorto/continuara-11

Luego:

www.meneame.net/m/relatocorto/continuara-14

***

El lunes la sucursal del banco estaba alborotada, se habían formado dos bandos definidos e irreconciliables sobre la desgracia del hombre en la pasarela. Unos tachaban al Ayuntamiento de no haber construido un puente mucho más fiable y menos estético. Otros destacaban la imprudencia de esa persona en un momento así para hacer una maldita foto.

Juan estaba ensimismado pensando en las labores de limpieza en el cauce. No podía quitarse de la cabeza el poder ver el momento exacto del descubrimiento de su paquete. Le encantaría estar ahí y ver sus caras, pero no podía ser, ya había ido demasiadas veces a la zona, aunque era un área de paso y mucha gente transitaba por ese puente, tanto andando como en coche.

-Juan, ¿tú qué opinas? –le preguntó el otro cajero de ventanilla.

-¿Sobre qué? –respondió Juan intentando ser sociable.

-Coño, que el tío fue un imbécil, como tantos otros que palman haciéndose “selfies” y gilipolleces varias sólo por unos “likes”.

-¿Quién, el de la pasarela?

-Claro, quién va a ser, joder, siempre estás en las nubes... –dijo la subdirectora de la oficina, pasando con unos papeles delante de las ventanillas de atención al público-. Si hubieran hecho una pasarela como Dios manda, esto no habría pasado.

-A veces, las cosas pasan porque sí, sin razón aparente ni motivo –respondió lacónico Juan.

El timbre de petición de apertura de puerta exterior sonó, Juan le dio al botón correspondiente y una clienta entró. Todos guardaron silencio, dejando sus discusiones para otro momento.

Mientras atendía a la señora volvió a mirar las cajas de los clips, ahora ordenados, metálicos por un lado y de colores por otro. Respiró aliviado como si el mundo volviera a tener sentido, con una sonrisa le indicó a la mujer que esa operación la hiciera mejor desde el cajero. Órdenes de Dirección. La señora, que podría tener más de setenta años, lo miró con cara de no entender nada. Juan añadió que debería usar la aplicación del banco en el móvil, que todo era más fácil así. Sin mediar palabra, la señora enseñó su teléfono, un “tontomóvil” de marca irreconocible.

La mañana pasó entre clientes cabreados por algún error bancario, usuarios con peticiones imposibles, y repeticiones de una de las frases mágicas: “Normativa del Banco Central”, esa consigna que era una mezcla de comodín de todo y de nada y motivo de muchos enfados.

Cuando terminó su horario laboral, varios compañeros dijeron de ir a tomar algo en la “otra oficina”, un bar dos portales más allá de la sucursal bancaria. Juan nunca iba con ellos. Demasiado esfuerzo le costaba fingir ser relativamente sociable.

En coche, de vuelta, resistió el acuciante deseo de pasar por el puente y ver cómo iban los trabajos. Si habían comenzado a las ocho de la mañana ya tendrían bastante avanzados los trabajos de limpieza. ¿Incluiría la tala de arbolitos, cañas y maleza?

Cuando llegó a casa, miró la lista culinaria y se dio cuenta de que el fin de semana no había preparado nada. Se estremeció al pensar que hoy tenía planificado albóndigas en salsa, brócoli en ensalada y flan. Nada de eso estaba preparado. Nervioso, se comió un trozo de pan con embutido y un helado que languidecía en el congelador desde meses atrás.

Tras recoger la mesa, fue al canasto de la ropa sucia y rescató la ropa de aquella noche. No recordaba si llevaba camisa azul o la de cuadros verdes y negros. Se esforzaba en hacer memoria pero temía inventarse el recuerdo. Cogió el pantalón tejano que sí llevaba y lo metió en una bolsa de basura, luego las dos camisas. Se quedó mirando la ropa restante del canasto, sopesando si toda estaría “contaminada” con algún posible resto. Sin pensarlo más sacó toda la ropa sucia y la metió en la bolsa. De nuevo sus ojos se quedaron petrificados mirando el propio canasto ahora vacío. Fue a su taller, cogió la maza y machacó la cesta de la ropa hasta dejarla destrozada y casi plana para que cupiera en otra bolsa de basura. Más relajado, sacó las bolsas al jardín para tirarlas en otro momento.

Conectó el portátil y navegó por las noticias en el mismo orden de siempre. Para disimular si ese alguien invisible estuviera controlando sus movimientos en la red, hizo clic en la publicidad de un nuevo restaurante mexicano, en una nueva serie de animación de un canal de pago y en un nuevo modelo de coche híbrido asiático.

En un periódico local, en portada: “Margarita Martínez de 73 años, desaparecida de la Residencia Luz de Luna”. Juan notaba cómo el azar estaba jugando con la realidad de un modo que no sabía interpretar. ¿Esto era bueno para él? ¿Podría complicarle las cosas? ¿Más medios regionales para estas búsquedas? ¿O difuminaría los esfuerzos policiales? Miró con detalle la foto de la mujer con el rótulo de: “DESAPARECIDA” y sus datos para identificarla. Parecía feliz, sonriente y sin mucho maquillaje. “La mujer, que necesita medicación, salió voluntariamente de la residencia. En el momento de su desaparición llevaba chaqueta azul y pantalón negro. Mide 1’68, es de complexión gruesa y tiene el pelo canoso. Se pide la colaboración ciudadana”. 

Colaboración ciudadana. Sólo en su localidad de unos 70.000 habitantes había varias residencias de ancianos y en las localidades cercanas otros tantos, no parecía que fuera nada extraño el caso de esta mujer, sólo que ahora prestaba mucha más atención a estas cosas. Se decía fríamente. 

Buscó más noticias sobre la limpieza del cauce y no encontró nada, tan sólo una minúscula nota de prensa del comienzo de los trabajos acompañada de una foto donde se veía una pequeña excavadora y varios trabajadores con casco y chalecos reflectantes. Típica foto tomada por un desganado reportero gráfico. Posiblemente mal pagado y mal considerado. Seguro que le habrían insistido en que se vieran claramente los chalecos con el rótulo del Ayuntamiento. 

Esa tarde tiró las bolsas con los restos de ropa y canasto en contenedores diferentes y alejados, ya le parecía una costumbre ritualizada desde años atrás, la asumía como algo normal. Fue al vivero a comprar tierra y semillas de césped. No había de la clase que ya tenía en el resto del jardín. Así que compró otra variedad ante la insistencia del vendedor de que su tipo de hierba ya no tenía distribuidor.

Dejó los sacos en el jardín y se dispuso a cocinar todo lo que el fin de semana no había hecho. Puso la radio de la cocina en un canal de noticias. Mientras, preparaba unas albóndigas y hacía un sofrito de tomate y cebolla, caramelizaba más cebolla en otra sartén para otro plato. 

La locutora de ese informativo anunciaba que el Ayuntamiento había habilitado una página web para que la población pudiera registrar posibles incidencias relacionadas con la limpieza viaria del municipio. De esta manera se establecía una nueva vía de comunicación directa entre el Consistorio y los vecinos y vecinas. Juan se giró hacia la radio y se le escapó un sonoro: “¡Venga ya!” O el azar estaba haciendo muchas horas extras o el mundo se había confabulado contra él. A cuento de qué venían ahora con esa web, las calles estaban limpias, aparte de algunos muebles viejos abandonados cerca de los contenedores, la ciudad no necesitaba de esos “policías de la basura”. Casi se dió un corte en el dedo mientras picaba cebolla. La cortinilla musical dio paso a un anuncio de “Detergente Mariángeles, limpieza total de las manchas más difíciles.” Ahora Juan sí que se dió un corte en el dedo. La paranoia estaba llegando a límites absurdos. Fue al baño y se lavó con jabón el corte y se puso una tirita. Se fijó en la marca del jabón de manos: “Viuda de la Maza”. Incrédulo, volvió a mirar de nuevo el rótulo horadado en la pastilla: “Viuda de Itaza”.

Al volver a la cocina se le habían pasado las albóndigas de fritura y humeaban al fuego. En la radio entrevistaban al amigo de la desaparecida Ana Ferrer. Apagó el fuego y se sentó en el taburete a escuchar con atención.

-Estamos con Juan José González, amigo de la mujer desaparecida Ana Ferrer. Hola, Juan José.

-Hola.

-¿Cómo estás viviendo estos días lo sucedido con Ana?

-Pues muy preocupado, la verdad, ya he hablado con la Policía y les he contado todo lo que sé.

-¿Qué puedes contarnos, ya que suponemos que hay informaciones que no puedes divulgar?

-Habíamos quedado en casa para organizar unas vacaciones en Suecia... planificar hoteles, vuelos, comidas, esas cosas... Íbamos a ir a Malmö también porque ella es muy fan de la serie “Bron/Broen” y quería... –se le quiebra la voz.

-Tranquilo, Juan José.

-Pues eso, que nunca llegó a casa, vivo al final de la calle Águila Martínez...

Juan se quedó helado al oír el nombre de la calle. Su calle. Imposible. De todo punto imposible. Por eso la mujer iba caminando calle abajo cuando pasó delante de su puerta.

-...Nunca llegó, me llamó sobre las diez de la noche más o menos diciendo que venía ya para acá. Y luego, nada.

-¿Qué le ha dicho la Policía?

-Poca cosa, son muy reservados. Les dije que estaba solo en ese momento, que si buscaban que yo tuviera una coartada o algo así, que no tenía, estaba solo en casa esperándola. Pero que jamás, nunca, jamás le haría daño a Ana. Jamás.

Juan seguía en estado de conmoción. Un sudor frío le recorría la nuca. Hasta que la mente fría se impuso. Debía dar un paseo.

Dos horas de paseo hasta la cena, ni siquiera había mirado qué tenía planeado en la lista. Tenía claro que no pasaría por el cauce, reunió todas sus energía mentales para evitar pasar por allí. Fue calle abajo, buscando de algún modo difuso dónde podría vivir el amigo de la mujer. Había casas con jardines más elegantes, con rosales y buganvillas, otros más modestos con macetas de crasas, otros con el suelo enlosado para usarlos de garaje de coche pequeño. No podía deducir de ninguna manera quién podría vivir en cada casa. Estaba llegando al último número de la calle cuando se fijó que uno de los cordones de las zapatillas se había desanudado. Se agachó para atarlos cuando una idea le golpeó de repente, algo que iba rebotando en su cabeza de un lado para otro, resonando entre recuerdos difusos. Las zapatillas. Eran las mismas que había usado aquella noche. No podía correr el riesgo de que pudieran tener algún resto microscópico. Se dio la vuelta y volvió a casa.

Abrió el zapatero y buscó otras zapatillas de deporte, unas viejas que apenas usaba. Se quitó las que llevaba puestas y las metió en una bolsa. ¿Debía lavarlas antes? Las sacó y las puso en el bidé, después echó un buen chorreón de lejía y las cubrió con agua caliente. La semana que viene tendría que comprar zapatillas nuevas. Odiaba la zapatería que había a un paseo de su casa, estaba regentada por el típico vendedor que a cualquier pregunta te respondía con otra pregunta o con alguna corrección técnica que no venía a cuento.

Reflexionó sobre el hecho de que si a estas alturas aun seguía viendo huecos en su plan, algo no estaba haciendo bien, las docenas de pequeños detalles que estaba pasando por alto le ponían nervioso y aumentaban la paranoia, una obsesión que siempre había sido un arma para él y que ahora parecía estar fuera de control. Debía volver a recomponer su sistema, sus mecanismos, su perfecta relojería mental.

Miró la hora y se dispuso a cenar. Azar. No tenía nada preparado de la lista de comidas. Con lenta parsimonia cogió el cuadrante semanal, pegado con imanes a la nevera, y lo rompió en pedazos muy pequeños, tirándolos a la basura. Azar. Miró la nevera. Huevo cocido y un poco de atún en lata, con mayonesa de curry. Fruta. La que había en el frutero, manzanas. 

Tras cenar, se acercó al jardín, encendió la luz del patio y comenzó a arrojar tierra en el hueco que había dejado, haciendo una cama que permitiera echar las semillas del césped nuevo. Eran las once de la noche cuando terminó de dejar listo el jardín. Oyó ladrar al mini perro de la señora colorida. Abrió el portón y allí estaba, en la otra acera, dejándole hacer sus cosas en la valla del solar de enfrente. Pantalón ajustado a sus anchas caderas de color naranja y amarillo, camisa suelta de color verde y dorado y pulseras varias de color arcoíris. Ella se giró, lo miró y siguió su camino tironeando del chucho.

Eran las doce cuando entró en la ducha. Durante años estuvo tentado de quitar los espejos del cuarto de baño, de toda la casa. Evitando mirar las cicatrices de los pechos, en el pecho izquierdo en la parte inferior del pezón y en el derecho en la zona superior. Tuvieron que operarle de adolescente para volver a colocar esa parte del cuerpo, tenía una deformidad al nacer que hacía que uno estuviera arrugado y fuera de simetría y el otro pezón mucho más alto de lo normal. No era estética, podría afectar a la columna vertebral, decían, y de ahí la operación. Con los años, aceptó verse en el espejo.

Se puso el pijama y sonó el teléfono fijo. Desde el dormitorio, descolgó el auricular. Sabiendo que sería su padre.

-Hola –dijo en tono neutro, casi gélido.

-Tu madre ha entrado en coma... 

-Vale.

-Los médicos no saben qué puede pasar, ni si saldrá del coma o no y los daños... y... –con la voz temblorosa.

-Vale.

-Juan, es tu madre.

-Lo sé.

-Bueno, voy a ver si ceno algo, me quedo aquí de guardia...

-Vale.

Juan colgó y se dispuso a dormir. Esa noche durmió de un tirón y sin recordar pesadillas, las tuviera o no. Lo que no se recuerda, no existe.

La mañana clara y soleada se colaba por la ventana de su dormitorio. El lento cambio de estaciones le generaba desconcierto, aunque últimamente el orden que se había impuesto se estaba resquebrajando hacia un mundo desconocido para él. Sabía improvisar pero dentro de un orden, el suyo. Aceptaba el azar como una coordenada más, aunque improvisar sin organización previa le parecía demasiado primitivo.

Para el desayuno miró lo que tenía en los armarios de cocina y en el frigorífico. Pan tostado con mantequilla y un café. Era temprano, así que fue directamente a leer las noticias. Ansia y curiosidad mezcladas daban una combinación extraña en Juan, una sensación nueva para él.

Nada en portada que a él le sirviera para algo. “Marta Bejarano, concejal, encara el miércoles nueva cita con la jueza Rosa Peinadora tras su decisión de que el caso acabe en un tribunal con jurado.” Para Juan esto era como ver el fútbol, ni le interesaba, ni entendía cómo le podía interesar a nadie. Para su socialización debía conocer las rivalidades futbolísticas locales, nacionales e internacionales, y así poder contestar a las preguntas sobre el último partido o a las decisiones de los entrenadores. Aburrido. Siguió mirando la prensa, leyendo en diagonal. Nuevas noticias sobre el calentamiento global, un robo en una gasolinera a punta de pistola, un artículo sobre los microplásticos y el horóscopo, que últimamente parecía volver a estar de moda. “¿Desde cuándo?” Se preguntaba sin saber la respuesta. Hizo clic en su signo: “Hoy tendrás el corazón a flor de piel. Dedicarás esfuerzos a resolver problemas en diferentes áreas. El peligro es que te quedes atrapado en el aspecto mental de las cosas. El aspecto en juego de hoy te recuerda la importancia de tus emociones.” Basura aleatoria que tampoco entendía cómo podía motivar a nadie, lo mismo que el deporte televisado o visto en el campo. Absurdo. Emociones ajenas.

El día de trabajo pasó a toda velocidad, y cuando se quiso dar cuenta ya estaba en el coche de vuelta a casa, uno de esos días donde el tiempo no significa nada y sólo había un instante de conciencia a la entrada del banco y otro a la salida. Ese día no puso la radio y se pasó el camino tarareando una canción infantil: “¿Quién le tiene miedo al lobo, miedo al lobo, miedo al lobo. ¿Quién le tiene miedo al lobo? Que lobo será... Que looobooo seeeraaaá... Nana-na-na, na, na, na, naaa, na...” Tarareaba pensando en lobos temerosos y humanos mata lobos. Al llegar a casa, vio que no tenía aparcamiento cerca, así que dió una vuelta y terminó aparcando al final de su calle. Una reportera con un micrófono entrevistaba a un hombre en la treintena en la puerta de una casa, suponía que su casa. ¿Podría ser el amigo de la mujer? Podría. ¿Podrían estar los periodistas buscando carne fresca en otros vecinos? Carne fresca, qué gracioso, pensó. Suspiró y se bajó del coche, sin mirar la escena.

Ya en casa, fue directamente al portátil. Se había dejado el cable conectado al router. Imposible. ¿Habría muerto ya su madre? ¿Seguiría en coma? Sólo le quedaban dos manzanas en el frutero y ya no tenía lista semanal de comidas. Debía comprar zapatillas nuevas. Por puro enfado consigo mismo, desconectó el cable y no miró las noticias.

En la cocina preparó huevos fritos, arroz hervido y una ensalada con remolacha y cebolla. De postre, manzana. Debía ir a la verdulería, pero al mercado sólo se iba los sábados. Quizás podría ir al supermercado que había a diez minutos andando desde casa. Un lugar pestilente de una cadena provincial a precios imbatibles y calidades insoportables. El “nuevo” Juan podría intentar ir a comprar allí.

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Un punto en el radar (Homenaje a Lem)

En la pantalla del radar aparecía un punto sospechoso. Podía ser una nave enemiga.

La amenaza permanecía a una distancia constante. Si nos alejábamos, avanzaba hacia nosotros. Si nos acercábamos, huía a una velocidad equivalente a la nuestra.

Quien quiera que pilotase aquella nave, parecía dispuesto a hacernos perder los nervios. Eran ya tres semanas de tira y afloja, y nuestras reservas de combustible comenzaban a agotarse.

Informamos a Tierra y dijeron que era prioritario identificar aquel objeto desconocido. Si coordinaba sus movimientos con los nuestros, seguramente era una nave, y seguramente no tenía buenas intenciones. Jugándonos la vida, aceleramos al máximo tratando de sorprenderlos, pero huyeron.

Con muchas dificultades, y casi deshidratados, logramos regresar a Tierra.

Sólo entonces supimos que el punto era un puñetero pixel dañado en la pantalla del radar.

Pero ciertamente era un punto muy peligroso. Por poco nos mata.

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Entrevista de El Mundo a Jose Antonio Marina

2. ¿Es la ética la filosofía del futuro?
Si. La nueva idea de inteligencia tiene como culminación la ética y no la ciencia.

3. ¡Un futuro sin ultramodernos es menos libre?

Si. La ultramodernidad es, ante todo, una teoria y una práctica de la inteligencia libre.
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Suport del nou Linksys WRT54GL i DD-WRT v2.3beta2

Des de la web guifi.net, xarxa Wi-Fi catalana, R. Roca escriu una anotació tècnica al respecte de DD-WRT i Linksys.

Aquesta és un altre web de seguiment (RSS) quasi obligatòria, encara que hi sigui en català (el català escrit és de fàcil compresnsió, crec).
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Los regalos de tus sueños del pasado son las pesadillas del futuro

El canal de televión española del 50 aniversario de la tele en España me ha hecho ver como lo que deseamos con todas nuestras ganas tener hoy, en unos años y el avance tecnológico, lo convierte en algo que no tiene ningún valor para nosotros.

Cheli
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Magnatuneasy en coma!

Desde el 3 de diciembre Magnatuneasy, una de las pioneras web en ofrecer musica con licencia CC en formatos feeds ha dejado de funcionar. No podido encontrar informacion sobre si la suspension del servicio es un estado pasajero o una muerte definitiva
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¿Qué es Galileo?

Artículo en inglés sobre la red europea de satélites conocida como Galileo. Galileo ha sido desplegada para ofrecer información horaria y de posición (GPS) exactas.
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Ley contra el fraude en la vivienda

Porycto de ley para acabar con el dinero negro tanto en la compra como en el alquiler de la vivienda.
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"Truquis" para aunar confort con eficiencia energética

Comento mis formas de ahorro energético MENOS INTUITIVAS por si a alguien pudiera servir, y me gustaría aprender en el hilo de comentarios con las vuestras. Llevo años practicándolas por conciencia ambiental y ahora pueden ser muy útiles, también, para el bolsillo.

Climatización:

En casa no tenemos la suerte de contar con "ventilación cruzada" (ventanas enfrentadas provocando que el aire cruce la vivienda) así que durante el verano dispongo de "ventilación forzada" casera, un ventilador en la ventana introduciendo aire de la calle, conectado a un programador-temporizador, que ventila la casa a las horas más frescas.

En el salón y en cada dormitorio disponemos de un ventilador de mesa o techo (los de techo son más silenciosos), también usamos aire acondicionado, pero siempre junto al ventilador externo, pues te ahorras 2-3 ºC en el AA para una "sensación térmica", confort, equivalente.

Disponemos de un termómetro-higrómetro en cada estancia con AA (bajo mi experiencia, los termómetros de los aire acondicionado (split) al estar en el propio aparato no son fiables) y uno en la ventana, para conocer la temperatura exterior, así podemos guiarnos por medidas objetivas en lugar de "sensaciones" temporales.

Agua caliente:

Por aquí se pueden escapar muchos KWh, especialmente si se tiene un calentador eléctrico-acumulador de baja calidad (el aislamiento es el que marca su eficiencia energética).

Colocar un rociador de ducha de bajo caudal. Suelen diferenciarse porque tienen pequeñas salidas de goma para deshacer mejor las incrustaciones de cal.

Regular el caudal max. en la válvula de entrada de agua incluida en el calentador, al mínimo confortable, yo lo tengo a 5 litros/min. Así se podrá abrir al máximo el grifo de la propia ducha.

Si tenemos un hábito de ducha rutinario, calentar el agua sólo antes de su uso, usando un programador-temporizador.

Regular al mínimo de temperatura confortable para no tener que mezclar con agua fría en la propia ducha, si hacemos esto, de forma rutinaria (una vez en semana), deberíamos subir la temperatura a más de 60ºC para evitar riesgo de contaminación por Legionella (creo que hay calentadores que hacen choques térmicos rutinarios de forma automática).

Lavadora y lavavajillas:

Fijar temperatura es esencial en el consumo de estos electrodomésticos, los motores consumen bastante poco en comparación con la resistencia de calentamiento. Por eficiencia en los lavados y desinfección mantengo "altas" las temperaturas mientras me lo pueda permitir. Del frigorífico poco puedo decir que no sea evidente... sólo que no hay que escatimar cuando compramos uno pues es un aparato que siempre está "enchufado" y la calidad de su aislamiento es esencial.

Cocina:

Los guisos no se cocinan más rápido porque se ponga el fuego fuerte... el agua no sube de 100 ºC a presión atmosférica así que con que hierva ligeramente es suficiente. Si son guisos largos mejor olla a presión pero esto ya escapa hacia lo más evidente.

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Empezar a "aplanar la curva" no significa "llegar al pico" de esa curva

En respuesta a este video (yo lo guardaría antes de que el autor lo borre en unas semanas):

 Y noticias que han empezado a aparecer y seguirán apareciendo de otros gandules (sí, los hay en ambos "bandos") como...

A ver:

Lo que vamos a ver en los próximos días (mediados/finales de esta semana) no es otra cosa que el efecto de aminorar la tasa de crecimiento de expansión del virus, es decir la proporción en la que crecen los infectados día a día.

- Cualquier medida tarda en plasmarse en las estadísticas unos 10-14 días debido al periodo de desarrollo de la enfermedad (infección, periodo asintomático, periodo sintomático, test/tratamiento/convalecencia y finalmente deceso o supervivencia en cada caso para estadísticas de mortandad). Por ejemplo italia lleva 2 días seguidos con descenso del número de nuevos infectados por la misma razón, están empezando a ver los resultados del confinamiento, que fue anterior al de España.

- Si España venía teniendo un ratio de crecimiento de infectados en torno a 1.2 (calculado rápidamente de www.worldometers.info/coronavirus/country/spain/), y el confinamiento va a hacer que ese ratio pase a 1.1 (por poner un ejemplo) durante ese periodo de ajuste se darán días en los que el número de nuevos infectados sea menor que el día anterior. Y dependiendo de ese ajuste puede que incluso se den 4 días seguidos, lo que algunos consideran la constatación de haber llegado "al pico de la curva".

(Aunque la estadística de infectados sólo sería fiable si tuviéramos información perfecta, es decir que toda la población fuera testeada continuamente, como esto no es posible, voy a considerar la información como perfecta).

Se está intentando vender este supuesto pico de la curva como "lo peor de la pandemia" y que después de ese periodo "las cosas mejorarán".

Evidentemente, NO.

Para empezar, después del periodo de ajuste las cosas seguirán como antes, con un ratio más o menos constante, aunque en este caso menor al que había antes (1.1 o el que sea), lo cual es bueno, la idea de las medidas es precisamente esa, reducir el ratio de crecimiento ("aplanar la curva") para no colapsar el sistema sanitario. Pero el número de nuevos infectados y decesos va a seguir creciendo, poque no habremos llegado al "pico" real de la epidemia. Y esto suponiendo que las medidas sigan en pie, porque evidentemente si las medidas se cancelaran volveríamos al ratio anterior de 1.2, pero esta vez sobre una base de infectados mucho mayor, y la ostia sería monumental. Ya he oído a Fernando Simón y a Salvador Illa haciendo comentarios al respecto, dando a entender que este es el pico real de la pandemia, así que no descarto que cancelen las medidas, y si es así, preparaos para lo peor.

Sobre el pico "real" de la pandemia:

Las pandemias siguen un crecimiento exponencial (ratio de crecimiento mayor a 1). El número de nuevos infectados depende del número de infectados ya existente. Cuantos más infectados hay, más probabilidades de que haya nuevos infectados. Pero llega un momento en el que el número de personas infectadas o inmunes (infectadas y curadas, suponiendo que no se puede volver a contraer la enfermedad, algo que no está confirmado con el covid-19, aunque es probable) es tan superior al número de personas infectables que el ratio de crecimiento va bajando hasta ser menor a 1. Ese es el momento en el que se alcanza la "inmunidad de rebaño" ("herd immunity"), ese concepto que alguien falló en explicar al gandul de Boris Johnson. Y ahí sí se puede hablar de "pico", porque el número de nuevos infectados (que es la curva a la que se refiere ese pico) empezará a decrecer.

Pero:

El momento "cuando las cosas empiezan a mejorar" realmente se alcanza cuando el número de nuevos infectados diarios sea menor al número de altas diarias, que es cuando se notará mejora en los hospitales, las colas serán menores, mejorará la atención, etc. Y para que os hagáis una idea España está dando de alta ahora mismo unos 500 pacientes de covid-19 diarios, y los hospitales están cerca de la máxima capacidad, así que ese número mejorará pero probablemente no mucho. Evidentemente aumentar la capacidad hospitalaria haría que llegáramos a ese punto antes, y se reduciría el ratio de mortandad por el camino.

De nuevo, el pico real se alcanza cuando el ratio de crecimiento es menor a 1. Y con el ajuste que produjo el confinamiento (y que vamos a constatar estadísticamente los próximos días) y el retraso en la información que existe con el número de infectados puede que "parezca" que haya un ratio menor a 1 uno o varios días. Aunque dado que al principio la gente no se tomó muy en serio el confinamiento, probablemente el ajuste será progresivo y no veamos ese ratio menor a 1. Pero imaginando que se diera, NO estaríamos en el pico real de la curva. Y voy más allá, imaginando que las medidas van a funcionar mucho mejor de lo esperado y ese ratio menor a 1 sea "real" y prolongado: NO estaríamos en el pico real de la curva.

Porque en el momento que se termine el confinamiento (y no se puede prolongar indefinidamente), siempre y cuando no se haya erradicado el virus totalmente en todo el mundo (algo prácticamente imposible sin vacuna, que se espera en año/año y medio), habrá un rebrote y volveremos al ratio de 1.2, sobre la base de infectados que exista en ese momento. Porque si se cancela el confinamiento no va a haber curva, habrá curvaS. Y sí, habremos llegado al pico de una, pero la siguiente será peor.

Así que cuando oigáis en los próximos días que "lo peor va a pasar" que sepáis que u os lo están diciendo borregos u os están mintiendo. La inmunidad de rebaño se alcanza mínimo cuando el 60% de la población ha sido infectada, y típicamente cerca del 70%. Así que a no ser que salga una vacuna milagro próximamente esta pandemia va a durar en torno a un año o año y medio, y evidentemente NO vamos a ver lo peor a las pocas semanas de iniciarse. Para que os hagáis una idea Canadá ha anunciado que no se presentará a los Juegos Olímpicos, no sólo de verano, sino de invierno. Porque se sabe que este año no vamos a ver el final del coronavirus. Y Canadá es el país que ahora mismo está más "cerca" de crear una vacuna, por cierto. Y si alguien realmente cree que vamos a ver lo peor de una pandemia de mínimo un año a los pocas semanas... es que es un gandul.

Y esto hablando sólo de las consecuencias sanitarias de la pandemia. Otro día hablamos de las consecuencias económicas y como ya están empezando a mentir por ahí.

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Autistas

Cuentan que en una institución especializada en niños autistas, en Inglaterra, encontraron que una de las internas, de 14 años, estaba especialmente inquieta. Pensaron que podía ser cosa de la edad, o quizás hormonal, y la hormonaron. En otros tiempos le hubieran dado bromuro o una ducha fría. Algo hemos mejorado.

Seguía inquieta.

Tras muchos exámenes, le dieron ansiolíticos, y su situación mejoró ligeramente, pero no llegó a corregirse del todo.

El problema no llegó a solucionarse hasta que, varios meses después, alguien descubrió que tenía una piedra en uno de los zapatos que le ponían a diario.

Así funcionan las cosas.

Sedados. James Davies

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Revelado digital en blanco y negro

El revelado digital (impresión por láser sobre papel fotosensible a partir de archivos digitales) le va ganando terreno al revelado tradicional en pequeños tamaños debido al gran auge de las cámaras digitales.
Pero para las copias en blanco y negro se usa papel pensado para copias en color, con lo que los resultados no son todo lo satisfactorios que podrían ser.
Ilford ha presentado un nuevo papel (Ilfospeed RC Digital) de haluros de plata (el clásico para blanco y negro) especialmente preparado para ser impreso en máquinas de revelado digital en color. Así se obtienen todas las ventajas del papel tradicional... en versión moderna.
Parecía que la fotografía analógica estaba en vías de desaparición pero algunas marcas renuevan sus productos.

menéame