La muerte es un asunto tabú, pero los niños preguntan y sienten que algo está pasando a su alrededor. No hay que dejarlos sin respuesta, pero hay que dar explicaciones breves y sencillas. Aquí una pequeña ayuda sobre cómo decirle que un familiar a muerto, o si deben o no asistir al funeral.
No diciéndoles que "el abuelo se ha ido de viaje", cosa que muchos padres optan por hacer y que generan duelos mal entendidos, y chorradas varias. Mis padres lo hicieron bien, y siempre nos han hablado con naturalidad. Incluso nos han llevado (después de cierta edad) a funerales y velatorios con la condición de no ver el cadáver. La curiosidad hace el resto, y acabas asomándote. En ese momento -a mi me llegó con mi bisabuela- en lugar de regañarme mi madre se limitó a abrazarme y me sentó junto a mi abuela y mis tías.
Si montamos el pollo, a gritar, en plan antipático lo único que conseguimos es hacerles creer que la muerte es algo injusto, indigno y cruel; cuando la muerte lo que es es algo natural, pero a fin de cuentas un ingrediente más de la vida.
Y en ese sentido, incluso me aventuro a decir que veo mal a la gente que se dedica a gritarle al muerto como si estuviera vivo, llorar montando el espectáculo, y reprochándole la muerte a todos -desde los médicos hasta el primo de Badajoz que no ha llegado a tiempo, pasando por el encargado del tanatorio-. He visto auténticos espectáculos de vergüenza ajena.
#2 Suerte la tuya que no tienes que dar una noticia de ese tipo a un niño. Poco falta para que me toque hacerlo a mí, y a veces, sólo me preocupa cómo se lo diré o cómo lo sentirá. Por eso he necesitado buscar algún tipo de información al respecto en internet, y ya de paso, compartirla.
Educar a nuestros niños consiste en dotarlos de recursos. Si los adultos evadimos temas o no sabemos cómo hablarles de ellos es porque no hemos aprendido lo suficiente. El documento es una buena guía para aprender a hacerlo.
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No diciéndoles que "el abuelo se ha ido de viaje", cosa que muchos padres optan por hacer y que generan duelos mal entendidos, y chorradas varias. Mis padres lo hicieron bien, y siempre nos han hablado con naturalidad. Incluso nos han llevado (después de cierta edad) a funerales y velatorios con la condición de no ver el cadáver. La curiosidad hace el resto, y acabas asomándote. En ese momento -a mi me llegó con mi bisabuela- en lugar de regañarme mi madre se limitó a abrazarme y me sentó junto a mi abuela y mis tías.
Si montamos el pollo, a gritar, en plan antipático lo único que conseguimos es hacerles creer que la muerte es algo injusto, indigno y cruel; cuando la muerte lo que es es algo natural, pero a fin de cuentas un ingrediente más de la vida.
Y en ese sentido, incluso me aventuro a decir que veo mal a la gente que se dedica a gritarle al muerto como si estuviera vivo, llorar montando el espectáculo, y reprochándole la muerte a todos -desde los médicos hasta el primo de Badajoz que no ha llegado a tiempo, pasando por el encargado del tanatorio-. He visto auténticos espectáculos de vergüenza ajena.
Matando al perro delante de ellos
Cuando este publicado el resumen me avisas.
#2 Suerte la tuya que no tienes que dar una noticia de ese tipo a un niño. Poco falta para que me toque hacerlo a mí, y a veces, sólo me preocupa cómo se lo diré o cómo lo sentirá. Por eso he necesitado buscar algún tipo de información al respecto en internet, y ya de paso, compartirla.
Educar a nuestros niños consiste en dotarlos de recursos. Si los adultos evadimos temas o no sabemos cómo hablarles de ellos es porque no hemos aprendido lo suficiente. El documento es una buena guía para aprender a hacerlo.