Grigory Chkhartishvili, más conocido como Boris Akunin, vendió millones de ejemplares de sus novelas, protagonizadas por el detective Erast Fandorin en el siglo XIX. Pero, ya decidido a vivir en el exilio, volvió a Moscú atraído por las marchas de protesta y se convirtió en uno de sus líderes morales y, enseguido, en uno de sus organizadores y activistas más importantes.