El espectáculo ha sido dantesco y de un primitivismo descorazonador: las jóvenes huestes uniformadas (unas parecían de Falange, otras boy-scouts) deambulando sin sentido, en riadas, gritando y cantando antiguallas sin cesar (muy cívicas no han sido, sin ningún respeto por el trabajo o el descanso de los habitantes), esperando a vislumbrar a Ratzinger para luego exclamar cosas propias de tarados mentales (“¡Lo he visto un segundo, ha sido superemocionante y superimpresionante!”), tratando de parecer alegres y resultando irremediablemente tristes
Comentarios
Todo de lo que me he quejado este mes, solo que yo lo hago juntando letras casi al azar y aquí está bien escrito. Bien por Marías
Por cierto, recordemos que Marías escribe su columna en El País porque se fue de donde escribía antes, en El Semanal, porque se negaron a publicarle una columna de tono parecido por las presiones de los católicos
Una vez más he de descubrime ante Marías, mete el bisturí hasta el fondo. Aguda pluma que no desvela nada que no se supiera, pero con la enorme capacidad de analizar de la manera que lo hace.