Así que aquí viene mi consejo: Si quieres que tu pene pase a la posteridad del registro fósil… lo mejor será que ni lo intentes ni tampoco inviertas el esfuerzo en preservar los fósiles que ya existen. Y si crees que tienes un monumento digno de un museo, compártela, quien sabe si acabará inmortalizada en las colecciones de arte de las futuras generaciones venideras. Como dirían los anglosajones: SPREAD THE LOVE.
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