Autch

Está la patada de que recibió Xabi Alonso en la final de Sudafrica y, me parece, la celebración del Iniesta tras su gol.

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¨La falta de fondos es terrible, pero es coyuntural: las estructuras obsoletas seguirán igual cuando salgamos de la crisis¨. Por desgracia esto es muy cierto y no sólo en ciencia y tecnología!

Autch

La cuenta de twitter que estaís mencionando no pertenece ni está relacionada con Vox según los siguientes tweets:



















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#17, #27 #32 #46 #49 #62 #76

Autch

#4 #3 #2 #1


POLÍTICA

JOSÉ LUIS SANCHÍS / LUIS TEJERO

31/01/2014

Vox, la peor pesadilla del PP


Los autores dicen que la nueva formación puede transformar el reparto de poder en los próximos años

Aseguran que si logra entre un 3% y un 5% de los votos acabará con las opciones de victoria de Rajoy


EL ELECTORADO progresista español se ha dividido siempre entre varias alternativas, desde las más consolidadas a lo largo del tiempo (PSOE o IU) hasta otras relativamente recientes. Por el contrario, los conservadores sólo han tenido una opción a la que votar, al menos a nivel nacional, desde hace 25 años. Sólo unas siglas con las que identificarse: las del PP. Porque este partido, primero con José María Aznar y ahora con Mariano Rajoy, lleva más de dos décadas sin enfrentarse a ningún tipo de competencia en el espacio ideológico de centro derecha. Es cierto que la posición de UPyD hace que buena parte de sus votos provengan de ese centro derecha, pero hasta el momento no han sido suficientes para amenazar la hegemoníapopular entre ese sector de la población.

Esa situación privilegiada que han vivido Aznar y Rajoy desde los años 90 parece tener fecha de caducidad. Porque a partir de las elecciones europeas del próximo 25 de mayo, y previsiblemente también en las municipales, autonómicas y generales de 2015, el PP podría dejar de ser la única opción natural para los votantes más inclinados hacia el centro derecha. Y no sólo por la mencionada posición de UPyD, sino sobre todo porque un grupo de ex militantes, víctimas de ETA e intelectuales desencantados con Rajoy ha decidido embarcarse en un nuevo proyecto, bautizado Vox, que pretende arrebatarle al partido gobernante una porción de la tarta electoral.

Excluyendo a formaciones nacionalistas como CiU o el PNV, la última vez que alguien arañó votos al PP desde posiciones conservadoras fue Adolfo Suárez en 1989. El Centro Democrático y Social (CDS) cosechó entonces 1,6 millones de sufragios y 14 escaños, pero su declive ya era imparable y ningún otro partido tomó el relevo en las sucesivas citas con las urnas. Así fue como los populares consiguieron aglutinar el voto centroderechista y ganar tres de las cinco últimas elecciones generales, dos de ellas por mayoría absoluta.

¿Puede Vox alterar ese predominio del PP? Sería precipitado asegurarlo, puesto que ninguna encuesta recoge aún el impacto que podría tener el partido impulsado por José Antonio Ortega Lara, Santiago Abascal y Alejo Vidal-Quadras. Pero un primer análisis sugiere que la irrupción de esa nueva opción política, sumada a la acentuada caída que Rajoy viene sufriendo en los sondeos de intención de voto, podría transformar decisivamente el reparto del poder en España para los próximos cinco o diez años.

Vox aspira a captar la atención –y en un futuro, el apoyo– de los ciudadanos más sensibles con las cuestiones de la soberanía nacional y la lucha contra ETA. Para ello, sus promotores hacen bandera del endurecimiento de la política antiterrorista, de la defensa de la unidad de España o de la supresión de los Parlamentos regionales, entre otros temas. «La descentralización [...] ha agudizado las tensiones centrífugas y ha puesto a España al borde de la desintegración. Nuestro Estado autonómico es políticamente inmanejable y financieramente insostenible», advierten en su manifiesto fundacional.

Se define Vox como una formación «de centro derecha, moralmente conservadora, económicamente liberal y moderada en sus planteamientos». Por tanto, previsiblemente intentará persuadir a aquellos votantes que, en una escala ideológica del cero al diez, se ubican a sí mismos en un rango desde el seis hacia la derecha: casi una quinta parte de los españoles, de acuerdo con el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas del pasado diciembre.

La tarea de pescar en los caladeros tradicionales del PP no es sencilla. En la ciencia política, ya desde André Siegfried (1930) sabemos que los electores suelen basar su voto fundamentalmente en la fidelidad partidaria. También los autores de la escuela de Columbia, en los años 40, advirtieron de que las campañas electorales tienden a reforzar los cleavages o las divisiones preexistentes respecto a la imagen de los partidos.

Aclaradas esas consideraciones, una estrategia exitosa podría darle al partido de Ortega Lara entre un 3% y un 5% de los votos a nivel nacional. En el primer caso seguramente entraría en el Congreso, aunque no alcanzaría más de uno o dos escaños debido al tamaño de las circunscripciones y al reparto que establece la Ley D’Hondt. Aún más relevante, ese hipotético resultado podría provocar que el PP perdiera, quizás, una decena de diputados respecto a las previsiones actuales, que ya le restaban alrededor de medio centenar de parlamentarios respecto a las elecciones generales de 2011.

Esta proyección no implica que los escaños que pudiera perder el PP fueran directamente a Vox, pero sí significa que la caída popular propiciaría un aumento en el número de diputados del PSOE, IU, UPyD o las formaciones nacionalistas. Y, por tanto, que las posibilidades de Rajoy de continuar un segundo mandato en La Moncloa prácticamente se desvanecerían.

En el otro escenario más optimista para Vox, con un 5% de los votos, los de Ortega Lara ocuparían probablemente de tres a cinco escaños y favorecerían una caída del PP en torno a los 15 diputados. A ese desplome habría que sumar los asientos que ya parecían perdidos antes del nacimiento de Vox como consecuencia del lógico desgaste de dos años al frente del Gobierno.

Un panorama como el descrito anteriormente –todavía pendiente de contrastar con los sondeos de los próximos meses– supondría con casi total certeza el fin del Gobierno del PP y también el debilitamiento del bipartidismo, en medio de una notable fragmentación del Congreso entre formaciones conservadoras y progresistas, nacionalistas y no nacionalistas.

EN UN PARALELISMO con los hallazgos de Fred Vine (1963) sobre la teoría de la tectónica de placas, podemos afirmar que hoy existen cuatro espacios diferenciados en la política española. Por un lado, una derecha que corre riesgo de fractura; por otro, una izquierda en la que presumiblemente se producirá una transferencia de votos desde el PSOE hacia IU; y por último, los nacionalistas de derecha y los de izquierda, que se mantienen relativamente estables.

Es pronto para pronosticar lo que ocurrirá en unas elecciones que aún no están convocadas y para las que todavía no hay candidatos declarados. Puestos a barajar hipótesis, podría incluso darse la situación de que Vox tuviera que conformarse con un respaldo casi simbólico en las urnas, en torno a un 1%, lo que supondría un fracaso similar al que protagonizaron Miquel Roca y su Partido Reformista Democrático (PRD) frente a Manuel Fraga, en 1986.

También es cierto que eran otros tiempos. Ahora los nuevos partidos –sea Vox o el proyecto izquierdista Podemos– tienen acceso a tecnologías que les permiten darse a conocer entre la población más fácilmente que hace unos años, lo que reduce su dependencia de intermediarios como periódicos, televisiones o radios. En las pasadas elecciones generales de 2011, un 15% del electorado cambió su voto a lo largo de la campaña.

En cualquier caso, todo apunta a que la ventaja estratégica que ha disfrutado el PP en los últimos ciclos electorales podría estar llegando a su final. Ahora Rajoy deberá decidir si ajusta su programa y su mensaje a los nuevos desafíos que asoman por su flanco derecho, o si por el contrario prefiere mantener el centro político frente a los ataques del PSOE y de UPyD. Del mismo modo, los socialistas se enfrentan al dilema de pelear por ese mismo centro o defender el espacio a su izquierda, ahora que se hace cada vez más difícil apelar al voto útil del electorado de IU.


José Luis Sanchís es asesor en campañas electorales y ha sido presidente mundial de los consultores políticos. Luis Tejero es periodista y consultor político.

Autch

¿Qué Soraya ha echado a Pedro J. por la foto de portada enseñando pantorrilla? Pues a Casimiro García Abadillo puede ir por el mismo camino:
http://www.elmundo.es/comunidad-valenciana/2014/01/26/52e4e261e2704ed6598b4570.html

Autch

Te agradezco tu respuesta, #233. Pero la verdad no entiendo lo que quieres decir. Ni siquiera sé si contestas a mi pregunta. La sensación que tengo es que antes argumentabas que AVQ es extremista (lo cual no es más que un calificativo) y ahora dices que una cuarta parte de los catalanes son impresentables (lo cual ya es descalificativo, cuando menos).

Autch

#54 #8 #10 #44 Si Vidal-Quadras es tan extremista cómo explicáis lo siguiente: Vidal-Quadras se presentó como cabeza de lista del PPC en las elecciones al Parlamento de Cataluña en 1992 y 1995. En ese periodo paso de 157.772 votos y 7 escaños a 421.752 votos y 17 escaños (es decir, un aumento del 167.3% y del 142.9% respectivamente). Lo podéis consultar en http://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_al_Parlamento_de_Catalu%C3%B1a_de_1995 y en http://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_al_Parlamento_de_Catalu%C3%B1a_de_1992

#35

D

#230 Que en Cataluña hay un 25% de impresentables que por democracia hemos de aguantar lo sabemos todos. Y de ese 25% no digo ni mucho menos que sean todos los votantes de PP o C's.

Si soy independentista es para evitar que ese 25% se convierta a la media española del 51% (que sin Cataluña será del 60%, tendreis PP para años y años...).

Autch

Te agradezco tu respuesta, #233. Pero la verdad no entiendo lo que quieres decir. Ni siquiera sé si contestas a mi pregunta. La sensación que tengo es que antes argumentabas que AVQ es extremista (lo cual no es más que un calificativo) y ahora dices que una cuarta parte de los catalanes son impresentables (lo cual ya es descalificativo, cuando menos).

D

#234 y que problema hay en poner a un asesino la etiqueta de asesino?? te parece que hay que permitir que se aborte a los 8 meses de embarazo??
LA DEMOCRACIA consiste en poner unas normas/leyes y si no se cumplen hay consecuencia, carcel si es delito, o multa si es falta. No hay termino medio, si pones una ley e incumplirla no tiene consecuencia, entonces es absurda esa ley.
"EL MIEDO SE QUITA VOTANDO. HACE 37 AÑOS QUE MURIO FRANCO, YA ES HORA DE IR QUITANDONOS MIEDOS, A BASE DE VOTAR"
Tu, como no eres democrata; no quieres que la gente vote, SINO QUE SOLO VOTEN los que te interesa, el ambito de decision es el que a ti te de la gana; no es toda la gente, no son todos los españoles.
#237 por supuesto, porque tu no quieres que todas las personas valgan igual esten donde esten, y tengan los mismos derechos y oportunidades; de eso se trata el nacionalismo; del hecho diferencial, de crear la diferencia, del creerse superior, aunque ellos lo llamen diferente.
#233 y que pasaria si los impresentables fueran el 65%?? que deberia hacer el resto de españa?? quiza evitar que ese 65% pasase el rodillo uniformador al resto no?? nunca te lo has preguntado?? ehh? que pasaria si los que imponen, los que terigiversan, los que uniforman, los que manipulan, los que multan, etc etc, fueran ese 65%?????

D

#238 Pídeles a los alemanes, a los rusos y a los chinos que se fusionen con España manteniendo el gobierno en Madrid, a ver que te responden. El hecho diferencial no tiene nada que ver con el sentimiento de superioridad, es el hecho de sentirse diferente ¿Poner un caganer en un pesebre es sentirse superior? ¿Hacer una Navidad versión 2 el día 26 es sentirse superior? ¿Enseñar en catalán en las escuelas es sentirse superior? ¿Darle a la comarca las competencias de provincia y municipio mezcladas es sentirse superior? ¿Proteger y amar al aranés igual que al catalán y sin despreciarlo es sentirse superior? ¿Querer que el territorio se desarrolle en malla y no en rueda es sentirse superior? Y no sigo porque la lista de diferencias es inacabable.

Según tu teoría buscar que las cosas funcionen de manera diferente es incoherente con la democracia, primero debemos unirnos todos y aunque salga un zurullo lleno de infelices y puteados al borde de ponerle una bomba al vecino no importa, lo importante es que estamos unidos ¿no? Pedazo de lógica la tuya, si señor, supongo que la misma que tenía Gengis Khan.

D

#238 Que mania teneis los intolerantes con etiquetar a los demás.

Esta claro que tu problema son las mujeres asesinas y quienes no compartimos tus ideas de patria y derechos.

Mi problema es que estoy rodeado de intolerantes y me ha dado por defender la sencilla idea que en una democracia se vota. Votan los democrátas y votan los nacionalistos y sociolistos...

Y si somos una sociedad de hijos de puta, saldrá un hijo de puta.
Si somos una sociedad de fachas, saldrá un facha.
Si somos una sociedad de corruptos, saldrá un corrupto.

Mi convencimiento como democrata, es que razonando, dialogando y votando es el camino para enfrentarnos a nuestra verdadera naturaleza.

Prefiero una democracia de fascistas o socialista, a esta democracia "representativa" donde nos tragamos que lo que decidan durante cuatro años es "democratico".

Agur, Bona Tarda, Adeu, ¡Arriba España!, ¡Viva la virgen del Rocio! Y la madre que la pario

Autch

"En Madrid hay un fiscal que no conocemos, no es uno de los nuestros" Ahí queda eso!

D

#1 Es increible que la haya dicho esa frase y se haya quedado tan ancho.

Tambien ha dicho, que en Madrid(ese enemigo onmipresente y sin forma definida, pero no dice si el Real Madrid, el Rayo, el ayuntamiento o Ana Botella, la gente de leganes o quien) intenta ganar en los despachos lo que no puede ganar en el campo, a que coño se refiere con los despachos?

Al final haran bueno a Rosell.

eboke

#3, "Al final haran bueno a Rosell."

Eso es imposible.